ANALISIS: Una gran oportunidad que se está perdiendo

Argentina es un productor de productos primarios de primera línea y la crisis mundial de alimentos supone una oportunidad única para el país como el gran proveedor.

Pero los aranceles a las exportaciones agrícolas argentinas traban las ventas al exterior y van a contramano del clamor de los organismos internacionales por una mayor oferta para satisfacer a la creciente demanda.

En la Conferencia de Alto Nivel sobre la Seguridad Alimentaria Mundial de la FAO en Roma, el Banco Mundial urgió a eliminar las barreras aduaneras a las exportaciones porque éstas fomentan una suba de los precios y afectan a las poblaciones más vulnerables.

El organismo multilateral instó además a que los altos precios de los commodities se conviertan en una oportunidad para el crecimiento de la agricultura mundial, en especial la de los países en desarrollo.

Varios países apelaron a los aranceles a las exportaciones para preservar el abastecimiento de alimentos a su población.

En el caso de Argentina, el gobierno decidió restringir las exportaciones de trigo y carne vacuna para evitar que los precios domésticos subieran al nivel de los internacionales, en medio de un proceso de inflación en alza.

Con ese fin se estableció también el pago de derechos a las exportaciones de trigo, girasol y maíz. Las restricciones a la venta al exterior de soja tienen otros argumentos, ya que la producción de esta oleaginosa, el principal cultivo en la Argentina, se exporta casi en su totalidad, por lo cual la seguridad alimentaria nacional no está en riesgo. Este impuesto representa sin embargo un importante aporte de fondos a las arcas del Estado.

El mecanismo de los aranceles a las exportaciones conlleva asimismo el riesgo de que, ante menores precios locales, se desincentive la producción, se generen menores cantidades de alimentos y así se impulse un alza de los precios internacionales que finalmente vuelva a repercutir en el mercado interno.

Los analistas consideran que una solución posible para la situación argentina es dejar de lado las retenciones y generar las condiciones para aumentar la oferta de tal forma que se pueda satisfacer tanto la demanda internacional como la nacional. Un aporte para aliviar la crisis de alimentos mundial y poner fin al conflicto gobierno-campo que desde hace tres meses afecta a todo el país. (DPA, Cecilia Caminos)


Argentina es un productor de productos primarios de primera línea y la crisis mundial de alimentos supone una oportunidad única para el país como el gran proveedor.

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