Andriaszko, el hombre que pasó 26 años sin nacionalidad

Sergio vive en Bariloche desde hace 48 años. Nacido en la Unión Soviética, se quedó sin país que lo reconozca en 1990. Ahora está a punto de ser argentino.

Por fin, la semana pasada Sergio Andriaszko terminó sus trámites para recibir el pasaporte argentino. Parece una historia más de un ciudadano que tramita el documento para viajar al exterior. Pero en el caso de este hombre tiene un significado especial: está a punto de lograr ser ciudadano de un país, luego de que se quedara sin nacionalidad durante casi tres décadas luego de que se disolviera la Unión Soviética (URSS), el lugar donde nació.

La historia de Sergio recuerda la de Víctor Navorski, el personaje que encarnó Tom Hanks en la película “La Terminal”. Aquel hombre que vivió un largo tiempo dentro del aeropuerto de Nueva York no podía pisar suelo norteamericano ni regresar a su país, Krakozhia (un país ficticio que aludía a una ex república soviética) porque no era reconocido como un país soberano.

Por fortuna Sergio nunca tuvo el inconveniente de quedar atrapado en una zona neutral porque con casi 6 años, el 27 de julio de 1968, llegó a Argentina junto a sus padres cuando la Unión Soviética permitió de manera temporal la salida del bloque. Sus padres salieron de Jerson, la ciudad donde en 1962 había nacido Sergio, en la costa del mar Negro, y desembarcaron en Buenos Aires donde rearmaron su vida e incluso un año más tarde tuvieron otra hija.

Ninguno de los integrantes de la familia Andriaszko pensó en volver y menos cuando la Unión Soviética se disolvió, en 1990. En ese momento, Sergio se quedó sin nacionalidad: ni Ucrania (el país dentro de cuyos límites quedó su ciudad natal), ni Rusia reconocían su nacionalidad. Para sus padres fue distinto porque son de origen polaco (el padre) y armenio (la madre que hoy tiene más de 80 años y reside en Buenos Aires).

“Todavía tengo el recuerdo del mar Negro”, cuenta Sergio a “Río Negro”, en el acto en el que recibió una distinción de la Delegación de Migraciones que conmemoró el Día del Inmigrante. A pesar del recuerdo de su origen y de su infancia, nunca regresó ni tiene deseos de hacerlo.

En Argentina, Sergio obtuvo al ingresar el documento extranjero con número correlativo, se radicó con sus padres en Buenos Aires, comenzó la escuela primaria en el país y toda su vida la vivió como argentino.

En 2006 decidió venir a vivir a Bariloche por el encanto que le despertó el paisaje que había conocido en unas vacaciones.

“Argentina me dio lo que soy. Me dio educación, salud, me siento más argentino que ucraniano”, afirmó

Por eso después de mucho tiempo tramitó en Bariloche el pasaporte argentino y la ciudadanía para ratificar en los papeles lo que su corazón siente: ser ciudadano argentino.

“Cuando me dijeron que terminaba el trámite del pasaporte tuve muchas emociones juntas, emociones lindas de haber terminado con algo que muchas veces postergué”, afirmó.

Hasta el momento como solo tiene documento argentino para extranjeros, Sergio no pudo viajar más allá de los países limítrofes a donde se accede con el documento nacional. Ahora con el pasaporte espera poder conocer otra parte del mundo.

Su desembarco en Bariloche fue hace 10 años cuando en 2006 se radicó en la ciudad por elección.

Divorciado y sin hijos, en la ciudad andina trabaja de su profesión “técnico electromecánico” y entabló una enorme amistad con Sergio Lauría, quien ayer lo acompañó a recibir la distinción en la municipalidad.

inmigrantes viven actualmente en Bariloche, según precisó el subdelegado de Migraciones, Ignacio Santos. La mayoría viene de Chile.

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“oleadas” migratorias hubo en esta localidad. Una en 1972 y otra en 1984, motivada por la situación política y económica de Chile.


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