Año Nuevo entre las luces de neón

El Año Nuevo en Time Square convoca la mirada de mil millones de personas.

Nueva York (DPA).- Más de mil millones de telespectadores, una sexta parte de la humanidad, mira en la noche de Año Nuevo en dirección al Times Square de Nueva York.

Hace más de un siglo que a la medianoche del 31 de diciembre una bola de cristal resplandeciente desciende sobre el lugar.

La ceremonia tiene un público tan global que en las gigantescas pantallas de neón se anuncian productos que no se consiguen en Estados Unidos.

Los que llegan por primera vez a Times Square se preguntan: «Esto no es en realidad una plaza sino un cruce de calles con ángulos muy agudos».

Aquí no hay fuentes, escaleras, ni estatuas, tampoco bares o restaurantes. La única atracción son los espacios de publicidad.

Todos los edificios de Times Square están obligados por ley a mostrar anuncios luminosos. El alquiler de estos espacios comerciales ronda los dos millones de dólares mensuales.

Pero la atención está garantizada: los 25 millones de turistas que cada año visitan la zona sacan estimadamente unos 100 millones de fotografías.

El espectáculo anual de Año Nuevo es anunciado en la Gran Manzana como «la mayor fiesta del mundo». En cualquier caso es la fiesta más seca, porque el alcohol está estrictamente prohibido, al igual que los petardos y la pirotecnia.

Desde los atentados del 11-S, francotiradores apostados en los rascacielos vecinos vigilan a la multitud mientras los helicópteros surcan el cielo. En las esquinas hay expertos en la detección de armas biológicas y químicas.

La mayoría de los neoyorquinos jamás pensaría en recibir el Año Nuevo en Times Square. «Eso lo dejamos para los vaqueros de la América profunda y los extranjeros», afirma uno.

La primera fiesta de fin de año en Times Square tuvo lugar en 1904, celebrando las nuevas oficinas centrales del periódico «The New York Times» en la intersección.

El lugar fue rebautizado en homenaje a su editor Adolph Ochs, que decidió llevar este símbolo del progreso a una zona de establos conocida hasta entonces como Longacre Square.

La primera bola de cristal cayó del cielo tres años después. La actual tiene un diámetro de 1,80 metros y está compuesta por 504 triángulos de cristal, 600 lámparas halógenas de colores, proyectores y espejos.

El ambiente en Times Square ha cambiado muchas veces, como un reflejo del desarrollo social y económico de Nueva York y Estados Unidos.

La publicidad más famosa durante 25 años fue el animal fumador de los cigarrillos Camel que arrojaba humo por la boca, algo impensable en la Nueva York que ha declarado la guerra al tabaco. Donde antes había casinos, teatros o sex shops reina ahora la cadena de jugueterías Toys'R'Us.

La única constante es la publicidad. La batalla de neón entre las multinacionales fascina a algunos y a otros les repugna.

El escritor británico G. K. Chesterton escribió en 1992: «Qué maravilloso jardín debe ser éste para todos los afortunados que no saben leer».


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