«Aprendí mirando, nomás», dice doña Sofía
En Valcheta -a 300 kilómetros de Viedma- vive un calificado conjunto de artesanos, cultores de técnicas tradicionales, todos ellos participantes anuales de la Fiesta Nacional de la Matra y las Artesanías, que se realiza en la localidad desde 1984. Algunos de ellos se refirieron ante la prensa de cómo fueron aprendiendo este arte popular, que hoy las tienen como protagonistas.
Sofía Huinca, descendiente de mapuches de 73 años, es una auténtica experta en tejer matras en Valcheta con técnicas ancestrales que van pasando de una generación a otra por tradición oral incluyendo el hilado y el teñido de la lana con raíces vegetales.
«Mi madre me dijo, yo tendría diez años, andá y tejele una matra a tu hermano, pero no me enseñó nada y yo tuve que aprender mirando nomás, imitando lo que ella hacía», contó a Télam días atrás, mientras sus manos se deslizaban con suavidad sobre la urdimbre.
Sofía arma el «choquir» -en la lengua de sus antepasados quiere decir «ganchillo»- que le dará forma a los rombos característicos del tejido «de pura memoria, inventando nomás, porque yo no tengo nada de estudio».
La pieza estará terminada al cabo de cuatro días y se venderá al público a 200 pesos. «Me las sacan de las manos, por suerte, porque soy muy conocida en todas partes, hasta gané un primer premio en la Rural de Palermo una vuelta y una matra mía se la llevaron a Estados Unidos», añadió.
Otra hilandera y tejedora es Dora Bustos, de 60 años, que tampoco oculta su sangre mapuche: «aprendí a los 12 años, pero recién me empecé a ocupar hace un tiempito porque necesitaba juntar una platita para ayudar a mis hijos».
«Empezamos con un kilo de lana que teníamos, sacamos cinco kilos de hilo y lo vendimos, compramos más lana y así seguimos, hoy vendemos toda nuestra producción en Bariloche o acá mismo en Valcheta», agregó satisfecha.
La «matra» es una pieza tejida en telar vertical, de un metro y veinte de ancho por casi dos de largo, que sirve para cubrir una cama y antiguamente la usaban los mapuches para cobijarse del duro invierno patagónico.
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