Apuñalaron a un hombre en Cipolletti 15-01-04

CIPOLLETTI (AC).- Todo pudo haber sucedido en menos de 15 segundos. Uno lo atrapó desde atrás y lo inmovilizó, tapándole la boca. Su compinche, de frente, con la víctima indefensa, con un cuchillo le asestó un tajo en el cuello que le interesó superficialmente la arteria y sin más le pegó dos puntazos en el estómago.

El herido, Ricardo Cerda, al borde de la muerte, cayó gimiendo y quedó boca abajo en el piso en medio de un charco de sangre, mientras sus atacantes escapaban a la carrera. Hasta anoche no habían podido ser ubicados por la comisión policial afectada a la búsqueda.

Cerda debió ser operado de urgencia, estuvo en Terapia Intensiva del hospital y ayer ya fue ubicado en una sala de cuidados intermedios, en proceso de recuperación.

Según lo que extraoficialmente pudo saberse en la comisaría 32 -porque hay secreto de sumario y las actuaciones las está diligenciando la fiscal Silvina García- el ataque guardaría una directa relación con un típico «ajuste de cuentas».

«Por lo que pudimos saber no hubo pelea previa, ni defensa alguna. De seguro se cobraron una cuenta pendiente», confió una fuente de la investigación.

El hecho -de acuerdo con lo que logró saberse- ocurrió sobre las 14 del lunes último, en la esquina de Posadas y Formosa, del barrio Quito, un sector conflictivo de la periferia, en la zona norte, cercano al club Marabunta y a los barrios La Paz y Bogotá.

La policía recibió un aviso de que en esa zona había «un hombre tirado, cubierto de sangre». Concurrió una patrulla, primero sin resultados pero luego un vecino les informó a los efectivos que desde la esquina mencionada en un taxi habían llevado a un hombre malherido al hospital.

Una dotación se dirigió al nosocomio y el primer móvil que intervino ubicó la esquina de Posadas y Formosa, donde una mujer estaba ya baldeando y barriendo las grandes manchas de sangre con el obvio propósito de hacerlas desaparecer. De inmediato se le tomó declaración y quedó sujeta a la causa porque sería familiar de uno de los atacantes.

También declararon otros vecinos y el taxista. El hombre no dio demasiadas pistas y sólo habría manifestado que mientras pasaba buscando pasajeros vio al herido y lo socorrió llevándolo al nosocomio juntamente con otras dos o tres personas que trataban de reanimarlo.

En la sala de espera del sector de Guardia del hospital la policía tuvo que lidiar también con familiares y amigos del acuchillado, quienes pedían «justicia» a los gritos, y además exigían un trato médico preferencial, pese a que ya se estaban haciendo los preparativos para la operación.


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