Ardió galpón de dulcería pionera de El Bolsón

Cámaras frigoríficas, 25 tn de fruta y otras instalaciones, destruidos.

EL BOLSÓN (AEB) – Un galpón dotado de túneles de congelado y gran cantidad de fruta fina en las cámaras frigoríficas se quemó totalmente en la madrugada del domingo. Los encargados de la firma Michay Co estimaron las pérdidas en “más de 800 mil pesos, aunque todavía nos falta hacer un arqueo general de todo lo que se quemó”. Las instalaciones pertenecen a una tradicional dulcería de esta ciudad, nacida por la década del ‘50 de la mano del doctor Miklos, fallecido en 1980. El esfuerzo de los bomberos y voluntarios permitió salvar de la destrucción el casco histórico y otras dependencias. Las primeras conjeturas sobre el siniestro se remiten “a problemas eléctricos”, como causante de las llamas. El hecho conmocionó a los vecinos de los barrios aledaños, más aún cuando la fábrica se ubica sobre la calle Balcarce y en cercanías a la zona de boliches, por cuanto fueron muchos los curiosos que se acercaron al lugar. Todo comenzó pasadas las 4, cuando fue alertada la guardia del cuartel de bomberos voluntarios de El Bolsón, que una vez superada su capacidad operativa convocó a otras dotaciones de Lago Puelo y El Hoyo. Con todo, los esfuerzos de los servidores públicos no alcanzaron para detener el fuego antes de que consuma prácticamente la totalidad del galpón principal de congelado. Según explicaron, en el sitio había al menos 25.000 kilogramos de distintas frutas en proceso de enfriamiento, a través de dos túneles valuados en más de $400.000. En la esquina de Balcarce y Dr. Miklos funciona la planta de elaboración desde hace medio siglo. El gestor del emprendimiento, un húngaro doctorado en Ciencias Económicas en Budapest, pertenece a la historia de los inmigrantes de la comarca y fue uno de los pioneros en potenciar la producción de mermeladas, las exquisiteces en el aprovechamiento de las frutas finas y los licores de la región, que años después le dieron fama internacional. Al principio “costó un enorme trabajo convencer a la gente de Mallín Ahogado, El Hoyo, Epuyén, Cholila y otros lugares para que cosecharan las frutas y que alguien se las iba a comprar. Así comenzó la fábrica Dulzandina, que, con el tiempo y muchas dificultades logró denominarse Productos Dr. Miklos”, recordó su hija Nora Miklos en 1989. “En realidad -agregó-, mi padre estudió en Budapest y se doctoró en Economía y su incursión en la química y la producción industrial de dulces lo aprendió de los libros que compró en todos los idiomas y los estudió. Él, como europeo, pensó que la frambuesa iba a tener un gran futuro en la zona -como finalmente se comprobó – y compró 20.000 plantas con la idea de regalar a la gente para que ellos las plantaran, la cosecharan y la fábrica compraría el producto. No tuvo éxito ya que no pudo ni regalar una sola planta y, como había adquirido una chacra en Mallín Ahogado debimos plantar toda esa cantidad allí y fuimos los primeros en hacer este emprendimiento”.


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