Lavagna patea el hormiguero peronista

El exministro ganó el centro de la escena y coquetea con una candidatura. Massa busca escapar de la “mancha venenosa” K. Cristina no habla y Pichetto rechaza una unidad “subordinada”.

Lavagna: fugaz esperanza unificadora para algunos. El cristinismo no demoró ni un minuto en bajarle el pulgar y criticarlo con dureza.

La “unidad”: un término cada vez más vaciado de contenido. A pesar de las vacaciones, en el peronismo no paran los movimientos. La última semana y media, el centro de la escena lo ocupó claramente el ex ministro de Economía de Néstor Kirchner, Roberto Lavagna: fugaz esperanza unificadora para algunos, el cristinismo no demoró en bajarle el pulgar y criticarlo con dureza. Mientras de un lado vetan candidatos, desde el PJ federal Miguel Pichetto volvió a advertir que cualquier unidad con Cristina será “subordinación”. El massismo, en tanto, le escapa a la “mancha venenosa” K.

En un puñado de días, Lavagna recibió en su casa de Cariló al gobernador santafesino, Miguel Lifschitz, y al jefe de Argentina Federal en el Senado, Pichetto. Y luego mantuvo una reunión con Sergio Massa. Casi no hubo, la última semana, dirigente peronista que no haya opinado sobre Lavagna. Mientras todos coquetean con su nombre, por otra parte, el ministro no dio señales ni mucho menos confirmación de candidatura: el único que lo dio por seguro fue un hombre que no pertenece a ningún espacio: Eduardo Duhalde.

En el kirchnerismo, donde hablan de unidad incondicionada, no perdieron el tiempo para dinamitar cualquier acercamiento por la vía Lavagna. “No podemos ignorar que él expresa y tiene vínculos importantes con los grupos económicos locales”, lo criticó Andrés “Cuervo” Larroque, uno de los jefes de La Cámpora. “Le falta tener más en claro la forma de distribución del ingreso”, lanzó.

El otro vetado para el peronismo más cristinista es el gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey, a quien consideran un clon macrista y a quien critican en cada oportunidad que se les presenta. En los últimos días, el salteño calificó de “estafa” la unidad opositora que incluya al kirchnerismo.

Sergio Massa, enfrascado en la semana en su “carpool” electoral, suena cada vez con más insistencia del lado K luego de que Alberto Fernández insinuara un posible acercamiento. Al ex jefe de gabinete, lo siguió Pablo Moyano, que pidió un “Cristina presidente, Massa gobernador”. La diputada Graciela Camaño lo rechazó de plano, pero el actual intendente de Tigre y delfín de Massa, Julio Zamora, advirtió que “comparten visión” con la ex presidente. El tigrense sí recibió un respaldo fuerte, lejos del cristinismo: el co-coductor de la CGT , Carlos Acuña, aseguró que el candidato de la central es Massa.

Otro que no toma vacaciones es Pichetto. En la semana intercaló reuniones en el Senado, encuentro con Lavagna y recorrida de Buenos Aires. Una vez más, el rionegrino rechazó la “unidad vacía subordinada a la ex presidente”.

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Lavagna: fugaz esperanza unificadora para algunos. El cristinismo no demoró ni un minuto en bajarle el pulgar y criticarlo con dureza.

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