PASO: Macri, frente a una primera prueba que delineará su futuro

El resultado en la provincia de Buenos Aires tendrá el valor simbólico de la elección. Y revelará cuál es el grado de vigencia del ciclo kirchnerista en el PJ

Llegaron las PASO y un distrito se lleva casi todas las miradas: la provincia de Buenos Aires, donde compiten la expresidente Cristina Fernández de Kirchner, los candidatos de María Eugenia Vidal y Sergio Massa. Aunque las primarias servirán poco más que como una gran encuesta de cara a las elecciones de octubre, es la primera instancia de una prueba nacional que arrojará varios indicadores: la evaluación del gobierno tras un año y medio de gestión, la validación de los títulos de los gobernadores en sus provincias y el grado de supervivencia del kirchnerismo, con peso en el distrito bonaerense, pero de presencia escasa en el resto del país.

Hoy se definen las listas de candidatos a diputados en los 24 distritos del país y las de senadores nacionales en 8 provincias, empezando por Buenos Aires: en octubre se renovarán 127 diputados y 24 senadores. Las PASO, pensadas originalmente para definir, a través del voto popular, las internas de los partidos, funcionarán virtualmente como una primera vuelta: con excepción del kirchnerismo en Capital Federal y algún otro caso provincial, la inmensa mayoría de las fuerzas políticas llega a este domingo con lista única. La últimas encuestas indican que el 60% del electorado considera innecesarias las primarias. Es un dato molesto para el oficialismo que, si bien fogoneó el rechazo a las PASO desde el principio, sabe que un alto ausentismo lo perjudicaría, sobre todo en Buenos Aires. El porcentaje de ausentes será un dato.

Cambiemos, como alianza electoral, competirá en todos los distritos menos en la Ciudad de Buenos Aires, donde no quiso jugar la interna que reclamaba como estrategia de su sector Martín Lousteau, e irá bajo el logo de Vamos Juntos. El oficialismo apuesta a ganar en los distritos que gobierna: Provincia y Ciudad de Buenos Aires, Mendoza, Jujuy y Corrientes. Pero también apuesta a obtener buenos resultados en Córdoba y Santa Fe, y un buen desempeño en San Luis y La Rioja, donde el impacto político de poner en aprietos a peronistas históricos podría tener más peso simbólico que electoral, por el escaso número de votantes en esas provincias.

El kirchnerismo se apoya centralmente en la provincia de Buenos Aires –sobre todo, en el conurbano– y en menor medida en la Capital. Por afuera o en las internas del PJ juega en otros pocos distritos: Chaco, Mendoza, Santa Fe, Córdoba, Chubut, Río Negro, Catamarca y Corrientes, donde retiene una muy escasa representatividad.

Es por eso que el gobierno de Macri intentará tomar el resultado nacional. Pero, por el peso de nombres propios que compiten, será el resultado de Buenos Aires el que probablemente se nacionalice. Con unos 12.888.000 bonaerenses habilitados para votar en estas elecciones, se trata, después de todo, del principal distrito electoral. Allí, las últimas mediciones indican paridad entre Cambiemos y la kirchnerista Unión Ciudadana, con la expresidente como candidata a senadora a la cabeza.

Las lecturas difieren. El oficialismo toma las PASO como una suerte de primera vuelta con balotaje en octubre. Perder hoy por uno o dos puntos con Cristina Kirchner no sería catastrófico en su visión. El gobierno apuesta a que el miedo a una posible victoria del kirchnerismo en octubre incline la balanza del voto anti-K para su lado, en desmedro de la lista de Sergio Massa y Margarita Stolbizer. Con las mismas expectativas el massismo apuntará a cortar la suficiente distancia con el oficialismo, como para absorber en octubre voto anticristinista de Cambiemos y el randazzismo. Para el cristinismo, por su parte, es ganar o ganar, más allá de que Fernández de Kirchner ingrese al Senado saliendo segunda o primera.

En cambio, en la Ciudad de Buenos Aires (2.553.787 de electores), con Elisa Carrió a la cabeza de su lista de diputados, el oficialismo respira mucho más tranquilo.

A pesar de las lecturas previas, las PASO y las elecciones de octubre no modificarán en gran medida la composición de las Cámaras: el oficialismo, como primera minoría, necesitará seguir buscando acuerdos. Pero sí determinarán si el gobierno sale con mayor o menor fortaleza política para negociar reformas en los próximos dos años.

Al margen de la batalla que se da en base al resultado nacional, hay otra que se juega por provincia, donde los gobernadores buscarán revalidar sus títulos como núcleo de poder. La mayoría de los mandatarios provinciales mantuvieron hasta ahora una buena relación con el gobierno nacional para tratar temas específicos regionales. Frente a la posible restitución a la Provincia de Buenos Aires de los 50.000 millones anuales del Fondo del Conurbano, los gobernadores peronistas dieron hace unas pocas semanas una muestra de unidad: mucho de ellos se reunieron en Buenos Aires para plantarse en bloque frente al gobierno nacional.

Se trata de un grupo heterogéneo y con competencias internas: Juan Schiaretti (Córdoba), Domingo Peppo (Chaco), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Lucía Corpacci (Catamarca), Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Sergio Casas (La Rioja), Juan Manzur (Tucumán), Juan Manuel Urtubey (Salta), Carlos Verna (La Pampa) y Sergio Uñac (San Juan), entre otros.

En este marco, buscarán afirmarse en estas elecciones, para ocupar un lugar central, frente a la expresidente, en la interna peronista que arrancará después de octubre con la perspectiva de la elección presidencial del 2019.

Provincia de Bs. As.

CABA

Datos

2.553.787
Cantidad de electores habilitados en la Ciudad de Buenos Aires.
Cantidad de electores habilitados en la provincia de Buenos Aires.
12.888.000

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