Argentinos instalaron el primer medidor de ozono en Sudamérica

Expertos argentinos del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de las Fuerzas Armadas (CITEFA) inauguraron oficialmente ayer en Río Gallegos un novedoso dispositivo destinado a realizar mediciones en la capa de ozono, para que sean analizados por la comunidad científica internacional.

La presentación se llevó a cabo ayer a la tarde en la base militar de Río Gallegos, a la que acudió una distinguida comitiva encabezada por el ministro de Defensa de la Nación, José Pampuro, el gobernador de Santa Cruz, Sergio Acevedo, y representantes de más de diez asociaciones científicas argentinas, japonesas y francesas.

CITEFA, que depende del ministerio de Defensa, desarrolló un laboratorio móvil dentro de un contenedor con elementos aportados por la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional, entre otras, que permite analizar con dos potentes láseres la cantidad de ozono que hay en la atmósfera. Durante el breve acto de inauguración, los científicos, en medio del frío polar y de la llovizna que invitaba a quedarse adentro, se mostraron orgullosos de la instalación «que llevó 11 años de intensa labor y colaboración con expertos de todo el mundo», según dijo Eduardo Quel, coordinador del proyecto junto con el CONICET. El «Lidar de Ozono Estratégico de la Argentina», o plan SOLAR, por sus siglas en ingles, «no funciona en Río Gallegos por capricho, sino porque el agujero de ozono se encuentra en los polos y porque es la ciudad sureña con más noches despejadas de la región», continuó Quel, titular además del Centro de Investigaciones en Láseres y Aplicaciones (CEILAP), que depende de CITEFA. El container fue aportado por una empresa francesa, está preparado para soportar temperaturas antárticas, y en su laboratorio interior está instalado el Lidar. Guillermo Sevilla, titular de CITEFA, explicó que «en síntesis, el lidar tiene dos láseres muy potentes que son lanzados a la atmósfera, y, al rebotar en las partículas de ozono, vuelven a la base».

Dentro del laboratorio se encuentran cuatro grandes telescopios que captan la luz de rebote «y la transforman en ondas eléctricas, por lo cual, al decodificarse, podemos analizarlas», agregó Quel. (DyN)


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