Arte, vinos y quesos en un refugio de montaña

EL BOLSON (AEB).- Un rosado de cepas tintas color rubí, quesos artesanales de leche de cabra y vaca, cubitos de pan casero y el crepúsculo en el valle de El Bolsón contemplado desde el refugio en el cerro Perito Moreno. Síntesis sensorial de las «catas de altura», una propuesta para turistas y no tanto, que quieran disfrutar de la montaña desde un ángulo relajado y acogedor.

El programa de degustaciones de vinos de bodegas patagónicas comenzó el 21 de diciembre pasado y continuará, cada jueves, hasta febrero inclusive. Son eventos organizados por los concesionarios del refugio junto al pintor y escultor Roberto Parini. De ahí el nombre «Arte y vino» que caracteriza las veladas porque simultáneamente con lo gastronómico hay exposiciones fotográficas o de artistas plásticos, las que pueden apreciarse todos los días.

La degustación de vinos se complementa con una cena, que es opcional. La primera vinícola que aportó sus creaciones fue la mendocina Weinert que tiene un emprendimiento modelo en El Hoyo (Chubut); luego fueron las bodegas Agrestis, Emilce Novaro y, por último, Del Añelo (Neuquén).

La velada que viene será con una cata especial, denominada «Dos maestros queseros». Alicia Roldán, de la estancia Amapola de Lago Puelo y Raúl Rafael de las estancias Antú Malal (El Maitén) y Reina Mora (Mallín Ahogado). Los quesos artesanales que han venido acompañando hasta ahora a los vinos, serán los protagonistas de la noche. Pinturas y esculturas en cartapesta de Roberto Parini brindarán el marco mientras los maestros dan detalles de la producción y sabores de los subproductos de leche de cabra y vaca.

El jueves pasado, Raúl Naffa, de la bodega Del Añelo, abrió la degustación con un rosado de tintos «Finca Roja» (50% merlot, 50% pinot), mezcla debida a la pericia del enólogo Ricardo González. Luego siguieron un sauvignon blanc, de aroma y sabor tropicales; un pinot noir; un champán y un frizzante, éste de nombre «Cruz Diablo» (corte de moscato bianco 50% y torrontés 50%). Según informó Naffa, quien es el gerente comercial, la vinícola tiene una capacidad de producción de 850.000 botellas, la mayor parte de las cuales es exportada, entre otros mercados, a Alemania.

Finalizada la degustación llega la cena, con platos patagónicos. Para el caso, fue colita de cuadril con salsa crema de gírgolas (un hongo de sabor más suave que los de ciprés), papas al romero y puré de calabazas con pancetita frita. ¿El postre? Brownies con crema y cerezas frescas. Todo regado con una copa de vino, a elección.


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