“Indefensos”

Redacción

Por Redacción

A más de dos años de producido el sismo y posterior tsunami en Haití aún perduran sus efectos devastadores y se agigantan los problemas para su eterna y castigada población con secuelas de aquel siniestro, como el último brote de cólera. El sismo en Chile dejó cuantiosos daños materiales y más de 700 muertos reconocidos oficialmente. Ambos países, sobre todo Haití, mostraron al mundo que ninguno de los dos estaba preparado para enfrentar los siniestros, más allá de que algunos medios se empeñen en querer demostrar el “milagro chileno”. Lo mismo ocurrió con el accidente de la mina San José, donde 33 mineros fueron “salvados por la gran tecnología” del país hermano y se intentó disimular las falencias de otros 14 emprendimientos mineros que siguen poniendo en peligro vidas humanas. Pero lo que está sucediendo en Japón nos indica claramente que un país tecnológicamente preparado como uno de los mejores del mundo para enfrentar grandes contingencias (Hiroshima y Nagasaki) también está expuesto a una catástrofe que nadie podía prever y las consecuencias están la vista, más allá de que las autoridades intenten minimizar el fenómeno y la Unión Europea presione con el argumento de que la gravedad de los hechos (sismo y tsunami) ha generado una hecatombe muy difícil de cuantificar en un futuro inmediato y ni qué decir de lo mediato. Estos hechos nos conducen nuevamente a ver la realidad de los habitantes que moramos a las orillas de los grandes ríos que corren aguas abajo de las grandes presas, porque si países comprobadamente preparados como Japón se encuentran ante la realidad de ser superados por la magnitud del siniestro, si es cierto lo que dicen los sismólogos sobre que nadie ni nada puede indicar dónde se producirá un nuevo sismo en la parte sur de nuestro continente y nadie tampoco puede aseverar con seguridad que las grandes presas no se verán afectadas, creo que estamos ante un problema serio. Digo esto porque en la mayoría de los municipios aguas abajo no hay nada organizado ante la eventualidad de un colapso producido por un terremoto. Nadie sabe en este momento (salvo, tal vez, en Cipolletti o Neuquén capital) qué es lo que hay que hacer realmente para intentar salvar vidas. La responsabilidad de las autoridades a cargo de los municipios tiene en esta asignatura graves falencias. Sólo en algunas ciudades se han hecho tibios intentos por conformar alguna entidad para que Defensa Civil sea una variante que refleje la confianza de los habitantes. Mientras no se tome en serio la defensa civil y no se quiera reconocer la posibilidad de una emergencia en las presas que construyó el hombre, la naturaleza nos puede dar una ingrata sorpresa. Jorge Alberto Morán, DNI 5.501.904 Ex coordinador de Defensa Civil Municipalidad de Choele Choel


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