OPINIóN PUBLICADA
• Página 12, publica una entrevista al ex fiscal de la Corte Penal Internacional Luis Moreno Ocampo. El jurista interviene ahora como asesor legal de la DAIA y la AMIA en su cuestionamiento al Memorando de Entendimiento con Irán. En opinión del entrevistador “Luis Moreno Ocampo no hizo una crítica irreductible del convenio con Irán que se está debatiendo en el Congreso, pero marcó que “la clave” es quiénes serán los miembros de la Comisión de la Verdad, los cinco juristas que junto al fiscal y el juez argentinos harán el viaje a Teherán”. • Emilio Cárdenas, en La Nación, indaga sobre las causas que llevan a seguir sembrando las divisiones y alimentando los enfrentamientos entre los argentinos. En su opinión, una explicación reside en el exceso de radicalismo. Considera que “la civilidad y el radicalismo ideológico son actitudes que están en las antípodas. Ocurre que los radicalizados están siempre en guerra con los demás. Es su estado natural. Necesitan agitar para fracturar, enemistar, rasgar y separar a la sociedad. Porque, en su discurso único, esencialmente pretenden reemplazar el orden vigente. En su particular escenario todos son amigos o enemigos, en lo que, suponen, es una suerte de constante batalla final por el control absoluto de la sociedad. No aceptan que la sociedad tiene vida propia y es distinta del Estado, al que, desde ese radicalismo ideológico, endiosan. Y, menos aún, que gobernantes y gobernados deben por igual someterse a la ley”. • La periodista Irina Hauser publica, en Página 12, un informe sobre eventuales iniciativas dirigidas a cumplir lo que Cristina Kirchner definió a mediados de diciembre como la necesidad de “democratizar” la Justicia. Para la periodista, “aunque nadie sabe exactamente qué tiene en mente, todo el mundo entendió que estaba hablando de cambiar la cultura y la lógica de la familia judicial –cerrada, vertical, burocrática, elitista–, ese poder del Estado que se ocupa de decidir sobre la vida y la libertad de la gente. La inquietud sobre cómo hacerlo activó tormentas de ideas en vastos sectores de tribunales y de la política. Algunas empiezan a definirse y preanuncian conflictos. El oficialismo en el Consejo de la Magistratura trabaja ya en desempolvar un viejo proyecto de reforma del Reglamento para la Justicia Nacional que establece que la única forma de entrar al Poder Judicial, incluso desde los cargos más bajos, sea por concurso y orden de mérito, impidiendo que los jueces hagan nombramientos a dedo por lazos de sangre, amistad, devolución de favores o simple favoritismo”.
• Página 12, publica una entrevista al ex fiscal de la Corte Penal Internacional Luis Moreno Ocampo. El jurista interviene ahora como asesor legal de la DAIA y la AMIA en su cuestionamiento al Memorando de Entendimiento con Irán. En opinión del entrevistador “Luis Moreno Ocampo no hizo una crítica irreductible del convenio con Irán que se está debatiendo en el Congreso, pero marcó que “la clave” es quiénes serán los miembros de la Comisión de la Verdad, los cinco juristas que junto al fiscal y el juez argentinos harán el viaje a Teherán”. • Emilio Cárdenas, en La Nación, indaga sobre las causas que llevan a seguir sembrando las divisiones y alimentando los enfrentamientos entre los argentinos. En su opinión, una explicación reside en el exceso de radicalismo. Considera que “la civilidad y el radicalismo ideológico son actitudes que están en las antípodas. Ocurre que los radicalizados están siempre en guerra con los demás. Es su estado natural. Necesitan agitar para fracturar, enemistar, rasgar y separar a la sociedad. Porque, en su discurso único, esencialmente pretenden reemplazar el orden vigente. En su particular escenario todos son amigos o enemigos, en lo que, suponen, es una suerte de constante batalla final por el control absoluto de la sociedad. No aceptan que la sociedad tiene vida propia y es distinta del Estado, al que, desde ese radicalismo ideológico, endiosan. Y, menos aún, que gobernantes y gobernados deben por igual someterse a la ley”. • La periodista Irina Hauser publica, en Página 12, un informe sobre eventuales iniciativas dirigidas a cumplir lo que Cristina Kirchner definió a mediados de diciembre como la necesidad de “democratizar” la Justicia. Para la periodista, “aunque nadie sabe exactamente qué tiene en mente, todo el mundo entendió que estaba hablando de cambiar la cultura y la lógica de la familia judicial –cerrada, vertical, burocrática, elitista–, ese poder del Estado que se ocupa de decidir sobre la vida y la libertad de la gente. La inquietud sobre cómo hacerlo activó tormentas de ideas en vastos sectores de tribunales y de la política. Algunas empiezan a definirse y preanuncian conflictos. El oficialismo en el Consejo de la Magistratura trabaja ya en desempolvar un viejo proyecto de reforma del Reglamento para la Justicia Nacional que establece que la única forma de entrar al Poder Judicial, incluso desde los cargos más bajos, sea por concurso y orden de mérito, impidiendo que los jueces hagan nombramientos a dedo por lazos de sangre, amistad, devolución de favores o simple favoritismo”.
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