El caso neuquino
Neuquén es una autoridad con trayectoria en el desarrollo de campos eólicos. La Provincia, a través de la agencia de inversiones ADI-NQN, tiene estudiadas y licitadas 14 áreas con buen potencial eólico. Sólo seis de esos proyectos suman un total de 612 megavatios de potencia instalada. El camino escogido fue la reserva de las tierras en favor del organismo, declarando de “utilidad pública” 63.076 hectáreas. Sobres esos campos se realizaron las mediciones y posteriormente se aprobaron las certificaciones de potencial. Tres firmas resultaron adjudicatarias de las campañas de medición del recurso eólico, las cuales luego de evaluar la calidad del mismo –durante casi dos años– ejercieron la opción para llevar a cabo los primeros seis parques eólicos neuquinos. Sin embargo, el año pasado, la Provincia resolvió, tras la inactividad comprobada, revertir cuatro áreas. El motivo fue la falta de inversiones. Un combo creado por condiciones económicas internacionales, tipo de inversión y condiciones para el ingreso y salida de divisas del país conspiraron contra el desarrollo. Ahora la ADI-NQN busca ser la promotora de los proyectos. Al convertirse en desarrolladora deberá buscar una nueva ingeniería de financiamiento si quiere explotar el potencial de los vientos neuquinos. Algo que por el momento no madura.
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