Asesinan a líder libanés que comprometía a Sharon

Una bomba mató a Hobeika, acusado por la masacre de Sabra y Chatila.

Elei Hobeika, líder de las falanges cristianas en el Líbano y figura central en la masacre de palestinos de Sabra y Chatila de 1982 por la cual existe una causa contra el premier israelí Ariel Sharon, murió ayer en un atentado con coche-bomba que Beirut acredita a «agentes externos».

Hace dos días Hobeika se había reunido en secreto en Beirut con legisladores de Bélgica, a quienes dijo que se sentía «amenazado» y quería «hacer revelaciones», pero que las guardaría «para el juicio» en el que está incriminado Sharon, explicó el senador belga Josy Dubié.

El presidente libanés, Emile Lahoud, sostuvo que el «objetivo» del asesinato de Hobeika «era también desviar la atención de la opinión árabe y mundial de los crímenes cometidos en Palestina ocupada e impedir que el difunto prestara testimonio ante el tribunal de Bélgica».

En la Justicia belga se presentó una demanda contra Sharon por su papel en la masacre de Sabra y Chatila, en Beirut, que dejó entre 800 y 2.000 muertos en setiembre de 1982.

Esas matanzas fueron perpetradas por milicianos cristianos aliados de Israel durante la invasión de Líbano por el Ejército israelí, cuando Sharon era ministro de Defensa. Una comisión de investigación oficial israelí estableció en su momento «una responsabilidad indirecta» del actual primer ministro.

Mediante un comunicado, Lahoud denunció «el asesinato del ex diputado y ex ministro Elie Hobeika» y consideró que se trató de «un crimen de múltiples objetivos».

«Sus autores querían afectar la estabilidad interna que vive Líbano desde hace 11 años, convirtiéndolo en un modelo y un lugar de encuentro de congresos árabes e internacionales y de actividades internacionales diversas», agregó.

Hobeika murió con tres de sus guardaespaldas al explotar un coche bomba al paso de su vehículo todoterreno, a cientos de metros de su domicilio, en Hazmiyeh, al este de Beirut, en una zona mayoritariamente cristiana.

La explosión fue de tal magnitud que el cadáver de Hobeika fue encontrado a unos 50 metros del lugar de la deflagración.

Lahoud responsabilizó implícitamente a Israel por el atentado, acusación que de modo directo realizó el movimiento chiíta libanés Hizbollah (Partido de Dios) a través de un documento.

El «momento escogido para asesinar al (ex) ministro Hobeika demuestra, de modo flagrante, que se trata de una acción israelí que expresa su malestar por la unidad de los libaneses frente a la ocupación (israelí)», dijo Hizbollah.

«Este atentado aclara que Israel quiere desestabilizar el Líbano e impedir a este país conseguir sus objetivos políticos y diplomáticos», añadió el comunicado.

Por su parte, Israel negó haber ordenado el asesinato del ex ministro libanés. «Israel no tiene nada que ver con esto. Es ridículo», declaró a la AFP la portavoz del ministro israelí de Relaciones Exteriores, Yaffa Ben Ari.

Poco antes, un responsable israelí atribuyó, bajo anonimato, el atentado a Siria. «Para entender lo que ha pasado este jueves en Beirut, habría que haber interrogado hace ya 20 años al general Ghazi Kanaan, entonces coordinador de las actividades sirias en Líbano».

Momentos después de este atentado, un helicóptero del Ejército de Israel atacó con misiles unvehículo palestino en Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza, y provocó la muerte de u alto miembro del Hamas. Por supuesto que la organización islámica prometió de inmediato represalias contra Israel.

(Reuters y EFE)

Vivió y murió sumido en la violencia

Elie Hobeika se hizo popular como uno de los militantes libaneses pro israelíes más sangrientos de la guerra civil y pocos se sorprendieron de que muriera sumido en la misma violencia en la que vivió.

Hobeika, ex ministro y cuya milicia pro israelí masacró a cientos de refugiados palestinos en 1982 en Beirut, falleció en un atentado con bomba contra el vehículo donde viajaba. Este era el único final que un individuo famoso por su ferocidad y por sus cambiantes lealtades -en el capítulo más violento de la historia de Líbano-, podría haber encontrado, dijeron algunos. «Este hombre nació para que lo mataran de esta manera. Toda su biografía, su historia, lo llevaba a ese destino», dijo Hazim Saghiyeh, comentarista del periódico árabe, Al Hayat, que se edita en Londres.

Hobeika, de 45 años, nació en Qleiaat, en las montañas Kisrawan de Líbano y estudió siempre en escuelas católicas. Estaba casado y tenía un hijo. Alcanzó la mayoría de edad cuando se desató la guerra civil en Líbano y se unió rápidamente a la milicia de las Fuerzas Libanesas, rama armada del Partido Falangista, y se convirtió en un aliado de Israel.

Posteriormente le dio la espalda a Israel y apoyó al poder sirio en Líbano, lo cual le permitió convertirse en ministro después de que la guerra terminó en 1990. «Siempre fue un aventurero que buscó el poder y no tenía principios. Comenzó como falangista, luego se puso en contra de ellos… estaba con los israelíes y cometió la masacre de los campamentos de refugiados Sabra y Chatila… luego apoyó a los sirios», dijo Saghiyeh.

Hobeika siempre mantuvo su inocencia respecto a las masacres de los campamentos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila en Beirut, que tuvieron lugar cuando tropas israelíes rodearon la zona tras invadir Líbano en 1982.

Esta muerte, la de uno de los destacados «Señores de la guerra» civil libanesa (1975-1990) y líder de las «Milicias Cristianas», representa la pérdida de uno de los más importantes testigos en la investigación que la justicia belga lleva a cabo para decidir si es competente para procesar al primer ministro israelí, Ariel Sharon, como implicado en las masacres de los campamentos palestinos de Sabra y Chatila.

Supervivientes de Sabra y Chatila presentaron en junio del año pasado una denuncia ante un tribunal belga acusando al actual primer ministro israelí de crímenes contra la humanidad.

La Justicia belga contempla la posibilidad de que sus tribunales puedan procesar a ciudadanos extranjeros que no vivan en Bélgica.

Una comisión de Justicia de dicho país deberá decidir el próximo seis de marzo si el primer ministro israelí puede ser juzgado por los tribunales belgas. Los abogados de Sharon aducen que el caso será desestimado porque su defendido goza de inmunidad como primer ministro. (EFE y Reuters)


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