Asociativismo municipal

Asociativismo municipal

El municipio es claramente una de las instituciones públicas de mayor importancia dentro de la vida política nacional, en razón de su rica trayectoria e inserción en nuestras costumbres democráticas, como también por el papel que ocupa en nuestra organización política y las responsabilidades que le atañen en materia de defender y mejorar la calidad de vida de nuestra comunidad.

La visión tradicional del municipio, lo reconoce como prestador de servicios básicamente urbanos. Desde una concepción alternativa, el gobierno municipal trasciende un rol subsidiario y busca fortalecer en cuanto a su participación en los aspectos políticos, económicos y sociales de su jurisdicción. Hoy día el municipio ya no se limita a tener un papel pasivo frente a muchos temas, sino que procura convocar a la participación y movilizar recursos en torno de las demandas y expectativas de su comunidad.

El reconocimiento de preocupaciones y expectativas comunes a todos los municipios también lleva necesariamente, como su lógico correlato, a plantear decisiones y acciones que surgen de las mismas problemáticas e intereses compartidos.

El asociativismo municipal es antiguo como el municipalismo. Por su número y heterogeneidad, los gobiernos locales saben que sólo su organización les permite apoyarse y relacionarse con la sociedad nacional e internacional.

Las municipalidades necesitan apoyarse unas a otras. Compartir experiencias. Asesorarse técnicamente. Juntarse para enfrentar ciertos problemas comunes a escala regional. Agruparse para negociar con los gobiernos centrales.

Coordinarse con municipios de otros países y continentes. Una municipalidad solitaria es un ente aislado que puede estar desvalida cuando se trata de defender su autonomía o busca apoyos a nivel nacional.

El asociativismo municipal cobra actualidad e importancia en América Latina y el mundo como espacio político y técnico apropiado para representar los intereses comunes, y nuestro país no es ajeno a este fenómeno.

En el año 1991 un numeroso e importante conjunto de municipios decidió autoconvocarse y organizarse para conformar una Asociación de Municipios en nuestro país. El objetivo fue crear una asociación democrática y participativa, destinada a defender la autonomía municipal, el federalismo y crear una instancia de representación ante los gobiernos nacional, provincial y organismos internacionales.

Aquella precaria organización fue creciendo con el tiempo y el 23 de abril de 1997, el Congreso de la Nación Argentina sancionó la ley 24.807 creando la Federación Argentina de Municipios, otorgándole personería jurídica para actuar como entidad pública no estatal. La asociación tiene carácter voluntario y entre sus objetivos están el fortalecimiento de la democracia y la defensa de la autonomía municipal y la representación de los municipios ante los otros poderes del Estado.

La tradición de pluralismo que esta Asociación reconoce desde sus orígenes se consolidó definitivamente con la aprobación del Estatuto Orgánico, efectuado por la Comisión Directiva que tuve el honor de presidir en el año 1998. En virtud de ello tienen cabida en esta Federación todas las autoridades locales, al margen de sus convicciones políticas o religiosas, con órganos de gobierno que aseguran la participación de las distintas fuerzas políticas, y la rotación de la presidencia entre las mismas. Haber preservado y consolidado la tradición pluralista constituye sin sombra alguna de duda un logro de relevancia impar, que colocó a la Federación Argentina de Municipios en los primeros escalones del actual milenio como el foro de los gobiernos locales que aspiran a desarrollar todas sus potencialidades, en un marco de tolerancia, justicia y libertad.

El pasado 27 de abril la asamblea ordinaria de municipios ha renovado las autoridades de la comisión directiva, recayendo la presiden- cia en el señor intendente de la ciudad de Rosario, Dr. Hermes Binner, dando continuidad institucional a esta Federación Argentina de Municipios.

Vivimos tiempos de cambios. No sólo en lo tecnológico. Lo que vemos hoy es un cambio total que incluye lo tecnológico, pero también la cultura, la religión, la economía, la vida familiar, la autoridad, los valores. Hay un cambio interconectado y sin fronteras que es el fenómeno más notable de esta época. Esto convierte al municipalismo de hoy en un fenómeno que no tiene nada que ver con la «cultura del campanario». Hoy el municipalismo traspasa fronteras y reclama perspectivas mucho más amplias. Por eso ya no es posible vivir en soledad, el asociativismo es una respuesta solidaria.

La Federación Argentina de Municipios tiene por delante el enorme desafío de acompañar y guiar al municipalismo argentino en esta etapa de transformaciones y de integración económica y regional.

(*) Subsecretario Nacional de Asuntos Municipales


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