Ataque a sede estadounidense en el Líbano

BEIRUT (AFP) – Al menos cuatro civiles murieron ayer en un atentado con bomba contra un coche de la embajada de Estados Unidos cerca de Beirut, el último de una ola de ataques que amenaza la estabilidad de un Líbano inmerso en una grave crisis política.

El atentado coincide con la gira del presidente estadounidense, George W. Bush, por Oriente Medio. (ver aparte)

La explosión se produjo entre las localidades de Dora y de la Quarantaine, lindantes con el norte de Beirut. «Una bomba de 15 kg fue accionada al paso del vehículo estadounidense, que circulaba acompañado por otro vehículo que transportaba civiles», declaró un responsable de los servicios de seguridad que pidió conservar el anonimato.

Según él, murieron dos civiles que iban a bordo de otro vehículo, así como un motociclista sirio. Otras 26 personas resultaron heridas, entre ellas un pastor protestante estadounidense, que sufrió heridas leves. Según otro responsable de los servicios de seguridad, la bomba se accionó por control remoto. En Washington, el departamento de Estado afirmó que el atentado mató a cuatro libaneses que no se encontraban en el coche diplomático norteamericano. No había norteamericanos en el coche de la embajada, sino sólo un empleado no estadounidense de la legación diplomática que salió ileso. El chofer libanés resultó «herido levemente».

La carretera costera donde se produjo el atentado estaba cubierta de sangre y algunos cristales de los edificios aledaños quedaron hechos añicos. Un cadáver sin cabeza yacía cerca de uno de los coches.

La embajada estadounidense estimó que el atentado estaba dirigido a minar la estabilidad en Líbano mediante «el asesinato y la intimidación» y canceló una ceremonia prevista por la noche con motivo de la próxima partida del embajador Jeffrey Feltman. El ministro de Información libanés, Ghazi Aridi, denunció un «ataque terrorista» destinado a «desestabilizar el país». El jefe del Hizboollah chiíta que dirige la oposición, respaldada por Siria y Teherán, Hassan Nasralá, declaró que su movimiento, hostil a Estados Unidos, «condena cualquier ataque de este tipo en territorio libanés, independientemente del blanco».

Un conflicto sobre el reparto de poder y una crisis de confianza entre la mayoría, de donde procede el gobierno de Fuad Siniora, y la oposición imposibilitan la elección de un presidente. Bush acusó a Siria, ex potencia tutelar del Líbano, de fomentar ese bloqueo, mientras que Damasco lo niega. Desde 2004 varias personalidades antisirias perdieron la vida en atentados. La última fue François el-Haj, jefe de la comandancia del ejército, asesinado el 12 de diciembre. La mayoría proocidental acusa a Siria por estos ataques.


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