Ataque israelí a campos de refugiados

Tropas y blindados ingresaron ayer en varios campos de refugiados habitados por palestinos, con el argumento de que allí se instalan terroristas que cometen ataques suicidas contra Israel. Más de 13 personas murieron y se vivieron duras escenas de combates y de pánico entre los civiles. EE. UU. pide moderación.

JERUSALEN (ANSA) – Tropas y blindados israelíes, apoyados por helicópteros, ingresaron ayer por primera vez en 17 meses de intifada en los campos de refugiados de Balata y Jenin, en Cisjordania, provocando por lo menos la muerte de 13 personas -12 palestinos y un israelí- y heridas a 135.

La nueva jornada de sangre y violencia se produjo mientras se realizan intensos contactos diplomáticos a partir de la iniciativa saudita para establecer un reglamento de paz en Medio Oriente.

La masiva operación israelí, en la que intervinieron un regimiento de paracaidistas y tropas especiales, se produjo horas después de que, el miércoles, una «kamikaze» palestina, Darin Abu Eisha, de 22 años, estudiante de literatura en Nablus, se hizo matar en un puesto de bloqueo del ejército en en Cisjordania, hiriendo a tres soldados.

De los dos árabes-israelíes que viajaban con ella en un automóvil uno fue herido gravemente y el otro, detenido.

La respuesta israelí apuntó directamente a los campos de Balata y Jenin, hasta ahora considerados refugios seguros por los palestinos. Un portavoz militar dijo que los dos campos «se transformaron en bases de actividades terroristas y sitios de infraestructura de la lucha armada de donde partieron los responsables de atentados «.

El resultado de los enfrentamientos fue de 6 policías palestinos muertos en Jenin, 4 palestinos muertos en Balata -uno de ellos buscado por Israel por pertenecer a las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa- y otros 2 civiles, de 34 y de 65 años, que fueron golpeados hasta morir en los dos campos.

Un sargento israelí murió en Balata y otros dos soldados resultaron con heridas. Testigos afirmaron que los combates fueron particularmente cruentos y que, en cierto punto, 14 soldados fueron sitiados por palestinos en una escuela de la ONU en Balata.

Pero el coronel Aviv Kochavi, comandante de las operaciones, lo negó y afirmó que el campo debía considerarse bajo control israelí y que todos los objetivos prefijados habían sido ocupados. A los habitantes no combatientes, dijo, se les dio la posibilidad de salir del campo para evitar pérdidas civiles.

Los soldados actuaron casa por casa, rompiendo las paredes para pasar de una a otra; entretanto, desde las mezquitas llegaban exhortaciones para luchar contra los invasores.

Según Hassan Khader, miembro del consejo legislativo palestino y habitante del campo, el accionar de los soldados «sólo sirvió para aumentar el odio contra ellos».

Los enfrentamientos fueron más intensos en Balata, el mayor campo de concentración de Cisjordania, donde viven en un kilómetro cuadrado 22 mil personas, considerado cuartel general de las Brigadas Mártires de Al Aqsa y de otros grupos armados vinculados a la Autoridad nacional Palestina (ANP).

El de Jenin, donde hay 16 mil refugiados, es un foco de grupos integristas islámicos. La dirección palestina acusó a Israel de haber lanzado un «ataque global» contra los campos y reivindicó el derecho a la autodefensa.

En Belén y en Beit Jala palestinos abrieron fuego contra Ghilo, hiriendo levemente a una persona y dañando las casas. Helicópteros israelíes reaccionaron atacando objetivos en el campo de Aida, en Belén, y en Beit Jala.

Colaboradores del presidente de la ANP, Yasser Arafat, al denunciar la «salvaje agresión» israelí dijeron que fue lanzada «para boicotear las propuestas sauditas de paz» que generaron interés internacional.

El gobierno de Estados Unidos, por su parte, pidió a Israel, que ejerza el máximo control y evite incursiones como las que sus fuerzas han realizado en dos campos de refugiados palestinos en Cisjordania. El portavoz del Departamento de Estado Richard Boucher reclamó en relación con los hechos de Balata, dar pruebas de moderación y evitar «daños a la población civil».


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