Atentado mata a un alto jefe militar

El general Francois Hajj era candidato a suceder al comandante del ejército Michel Suleiman, si éste era elegido presidente. La bomba estalló cerca del vehículo en el que se trasladaba Hajj, matando también a su chofer y dejando varias personas heridas.

BEIRUT.- Un alto jefe militar del Líbano murió el miércoles junto con su chofer por el estallido de una potente bomba que también dejó varios lesionados en un barrio cristiano de Beirut, informaron el ejército y la agencia oficial de noticias.

Los funcionarios de seguridad dijeron que el general Francois Hajj, jefe de operaciones militares del ejército, murió con su chofer en la explosión. El militar era mencionado como un aspirante para suceder al comandante del ejército Michel Suleiman, si éste es elegido presidente.

El ejército anunció en un breve comunicado la muerte de Hajj. «Esta mañana, la mano criminal atacó al jefe de operaciones del ejército, general Francois Hajj, con una bomba cuando conducía su automóvil», dijo y añadió que investiga el atentado.

Hajj, de 55 años, dirigió a mediados de año una ofensiva militar de magnitud considerable contra milicianos islámicos.

El primer ministro Fuad Saniora, en una reunión con la cúpula militar, dijo que el atentado buscaba amedrentar al ejército. «Estoy confiado de que los objetivos fracasarán y que la moral permanecerá en alto».

La explosión ocurrió a las 07:10 (0510 GMT) en una calle concurrida de la Municipalidad de Baabda a una hora en que pasan autobuses escolares y la gente se dirige al trabajo.

De acuerdo con funcionarios de seguridad, Hajj vivía en la zona y había salido de su casa minutos antes de que la bomba estallara cerca de su vehículo. Al parecer se dirigía al Ministerio de Defensa que está a corta distancia.

La explosión causó la muerte inmediata del general y de su chofer, afirmaron. De inmediato no se pudo precisar si la bomba estaba dentro o fuera del vehículo, dijeron funcionarios en forma anónima de acuerdo con el protocolo militar.

En la Casa Blanca en Washington, el vocero del Consejo de Seguridad Nacional Gordon Johndroe declaró: «Condenamos enérgicamente el asesinato del brigadier general Francois Hajj. Este es un momento crucial para el Líbano en su búsqueda por mantener un gobierno democráticamente elegido y elegir un nuevo presidente».

Añadió que el presidente George W. Bush «continuará al lado del pueblo libanés en su empeño por luchar contra quienes desean despojarle de su seguridad y su libertad».

Francia, antigua dueña colonial del Líbano, y la Unión Europea también condenaron el atentado.

De acuerdo con las informaciones, el atentado fue cometido con un automóvil cargado con 35 kilos (77 libras) de dinamita que explotaron al paso de la camioneta de Hajj. El estallido destruyó el vehículo del militar, entre otros, además de abrir un cráter de dos metros (yardas) de ancho y un metro de profundidad en el pavimento.

La explosión causó también daños considerables en la zona, donde también se encuentran el palacio presidencial y algunas embajadas.

El estallido ocurrió mientras Líbano está sumido en su peor crisis política desde que terminó la guerra civil de 1975 a 1990, y en un momento de tensión álgida entre los grupos oficialistas y opositores.

 

Se agrava el conflicto. El país está sin presidente desde el 23 de noviembre cuando Emile Lahoud dejó el cargo y el parlamento no consigue ponerse de acuerdo para elegir al sucesor.

Hajj es el primer militar víctima de un atentado en los últimos meses. Las fuerzas armadas han logrado mantener la paz en medio de la grave crisis política.

Varios políticos contrarios a Siria responsabilizaron del atentado a Damasco, como lo han hecho en los atentados que en los dos últimos años han matado a ocho opositores prominentes de Siria. Damasco ha negado las acusaciones.

Por su parte el ministro de Telecomunicaciones, Marwan Hamadeh, en declaraciones a la cadena Associated Press Television News, acusó al «eje sirio-iraní» de atacar a las fuerzas armadas libanesas, «el único organismo en el Líbano que puede equilibrar el poder de Jezbolá y otras milicias en el país».

Pero la milicia chií Jezbolá, que tiene buenas relaciones con el ejército, condenó el asesinato. Afirmó que la muerte de Hajj es una «gran pérdida nacional» y encomió la «gran participación nacional» de las fuerzas armadas en preservar la seguridad.

El ministro de relaciones exteriores sirio, Walid Moalem, dijo a reporteros en Damasco que «condenamos este acto criminal y cualquier acto que amenace la seguridad y la estabilidad del Líbano». Antes un funcionario sirio, citado sin ser identificado por la agencia oficial de noticias SANA, dijo que Hajj había «trabajado por un Líbano unido y rechazado la división».

 

Fuente: AP.


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