Atmósfera onírica en el MNBA
El artista es un exponente del surrealismo.
NEUQUÉN (AN).- La larga y prolífica trayectoria del artista plástico Juan Carlos Liberti podrá contemplarse desde mañana en el Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén. Su obra, imbuida de una notable atmósfera onírica, conduce al espectador por un mundo surrealista donde priman los ensueños sobre la razón. La exposición antológica, que será inaugurada mañana, a las 20:30, en el museo neuquino, es representativa de las diversas temáticas y la amplitud de su recorrido plástico. “Una pintura armada meticulosamente a base de trabajo y el conocimiento que proviene del puro autodidacta”, según lo expresado por Oscar Smoljan, director del MNBA. La exposición está formada por alrededor de 50 pinturas –en su mayoría óleos– montadas con sentido temático: hay, por ejemplo, un primer tramo dedicado al tango, otro ligado a Petorutti y Joan Miró, otro con personajes surrealistas, y otro dedicado a la etapa estrictamente surrealista del artista, entre otros. “Si hay algo en lo que se diferencia esta muestra con las anteriores es en la temática, más clásica, donde la pintura vuelve a tener un privilegio extraordinario”, indicó Smoljan. Puro autodidacta La incursión de Liberti en la pintura se remonta a muy temprana edad, pero es en 1969 cuando Emilio Petorutti conoce sus trabajos y lo alienta a seguir por el camino iniciado. A partir de allí el artista continúa su tarea y al año siguiente expone sus obras en una muestra colectiva. Desde entonces, Liberti construyó un imaginario propio, con personajes fragmentados, jugosas series sobre el tango y festivos conjuntos de instrumentos musicales, piernas de bailarines entrelazadas, milongas, retratos imaginarios de pintores queridos, visiones de ominosas murallas urbanas, maniquíes sin facciones y sin tiempo. El artista también ha transitado por diversas temáticas que incluyen ilustraciones para obras literarias de Jorge Luis Borges y William Shakespeare. Entre sus influencias, se puede vislumbrar la presencia de los grandes maestros del surrealismo como Magritte, Dalí o Max Ernst, la pintura metafísica de De Chirico, aunque también sobrevuela el espíritu de pintores locales como Miguel Caride, Roberto Aizenberg y Juan Batlle Planas. A fines de 1996, comenzó a trabajar con escenas tangueras. Las tres primeras obras realizadas, “El último café”, “Cambalache” y “Garufa” fueron expuestas en la gran muestra del Palais de Glace en setiembre de 1997, luego reproducidas en el libro “Tango” y comenzaron a recorrer varios museos del mundo . A partir de allí se inicia la serie sobre el tango, que lo llevan a realizar exposiciones colectivas como así también individuales en distintos países del mundo.
Integran la exposición alrededor de 50 obras de diversas temáticas que resumen la trayectoria del pintor argentino.
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