Atrapada en el cuerpo de una beba

Con 17 años, pesa 7 kilos y tiene aún dientes de leche.

Una fotografía de Brooke, a los 16 años, en brazos de su hermana menor, Carly, de 13.

Brooke Greenberg tiene la edad suficiente para conducir un coche y el próximo año tendrá la edad suficiente para votar, pero con 7 kilos y pico de peso y una altura de sólo 75 cm, sigue siendo del tamaño de una beba de un año de edad.

Los científicos que se han interesado especialmente en este caso que parecería ser el único en la historia de la medicina, esperan obtener nuevos conocimientos sobre los misterios del envejecimiento mediante la secuenciación del genoma de la adolescente de 17 años, que tiene el cuerpo y el comportamiento de un niño pequeño.

El insólito caso, publicado por el diario británico “The Sunday Times” en su edición del sábado último, refiere que “hasta hace poco había sido considerado como una rareza médica, pero un estudio preliminar de su ADN ha sugerido que su falta de crecimiento podría estar relacionada con defectos en los genes que hacen al resto de la humanidad envejecer”.

Si se confirma, la investigación podría dar a los científicos una nueva comprensión del envejecimiento e incluso sugerir nuevas terapias para enfermedades relacionadas con la vejez.

“Creemos que Brooke nos presenta una oportunidad única para entender el proceso de envejecimiento”, dijo Richard Walker, un profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Florida del Sur, quien encabeza el equipo de investigación.

Brooke, en tanto, parece congelada en el tiempo. Vive con sus padres, Howard y Melanie Greenberg, y sus tres hermanas en Reisterstown, un suburbio de las ciudad estadounidense de Baltimore. Tiene el aspecto y el comportamiento de una nena pequeña, al punto que por 17 años su familia le ha cambiado los pañales, arrullado para dormir y cargado en brazos.

Brooke ha demostrado un cierto desarrollo, incluyendo el gateo, la risa y la carcajada pero nunca aprendió a hablar y todavía tiene los dientes de leche.

Pero también ha sufrido una sucesión de problemas de salud que amenazaron la vida, incluyendo accidentes cerebrovasculares, convulsiones, úlceras y problemas respiratorios.

Howard Greenberg, el padre de Brooke, dijo que quería que la investigación sobre el genoma fuera llevada a cabo, con la esperanza de que pudiera ayudar a otros.

(Fuente: Times on line)


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