Autorizan a morir a británica cuadripléjica

Con plena lucidez, está paralítica hasta el cuello. Podrá ser desconectada del pulmón artificial.

LONDRES – En un fallo histórico, una mujer británica cuadripléjica logró ayer que la Suprema Corte de Justicia del Reino Unido la autorizara a morir, para no pasar el resto de su vida postrada en una cama.

La paciente «B», como se la conoce, ya que su identidad no puede ser revelada por cuestiones legales, hace un año que perdió la movilidad de su cuerpo desde el cuello hasta los pies, luego de sufrir una lesión en los vasos sanguíneos de la columna.

La mujer, de 43 años, soltera y sin hijos, pidió a las autoridades británicas un permiso especial para quitarse la vida, tras conocer que sólo tenía un uno por ciento de posibilidades de recuperarse de su enfermedad. Esta es la primera vez que un paciente, en pleno uso de sus facultades mentales, solicita a la Justicia británica el derecho a morir y que se le retire la respiración asistida.

Una comisión especial del máximo tribunal británico decidió ayer que podrá apagar su respirador, en una sentencia que podría sentar precedentes para futuros casos de eutanasia en el Reino Unido, donde los únicos antecedentes similares involucraban a personas cuya salud declinaba inexorablemente hacia la muerte.

La paciente «B», que trabajaba como asistente social antes del accidente, se enteró mediante un sistema de video que había ganado su planteo ante la Justicia en el hospital donde está postrada hace un año. En el fallo, la jueza Elizabeth Butler-Sloss, presidenta del alto tribunal, sostuvo que había tratado de ponerse «en la situación de una persona gravemente paralizada, en la de alguien cuya vida en tales condiciones puede ser peor que la muerte».

La magistrada basó su sentencia en el derecho de un paciente a rehusar un tratamiento médico y para ello, en agosto del año pasado, dos psiquiatras concluyeron que la mujer tenía plenas facultades mentales como para tomar decisiones sobre su propio futuro.

Sus médicos, en cambio, no le hicieron caso y rechazaron la petición de morir de la paciente «B», por considerar que violaba su sentido de la ética profesional.

La jueza Butler-Sloss tuvo además el gesto simbólico de conceder a la mujer 150 dólares en concepto de daños y perjuicios, porque los médicos impidieron ejercer el derecho que, a su juicio, tenía la paciente a negarse a recibir tratamiento.

Los gastos legales, de unos 82.500 dólares, correrán a cargo del hospital, cuyo abogado, Robert Francis, dijo que aceptaba el fallo y que no tenía intención de apelar. La mujer cuadripléjica ahora podrá ser llevada a una sala de terapia intensiva del hospital, para que los médicos cumplan su petición de desconectar el respirador artificial, aunque no hay planes para que se lleve a cabo de forma inmediata, según fuentes judiciales.

«Quiero decir cuán impresionada quedé con la mujer, con su gran coraje, fortaleza y determinación mostrada en el último año; con su sentido del humor y su comprensión del dilema que ella suponía para el hospital», afirmó la jueza Butler-Sloss.

«Es una persona maravillosa y es trágico que alguien dotado de tales capacidades haya sido tan cruelmente destruida. Espero que me perdone si le digo que, en caso en que modifique su decisión, podría aportar mucho a la comunidad con su ejemplo», agregó la jueza.

Tras conocerse el dictamen, el portavoz de sanidad del Partido Liberal Demócrata -la tercera fuerza política del país-, Evan Harris, dijo a la BBC que los médicos deberían reconocer más los deseos de los pacientes. (Télam-SNI)


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