Aval a la plantación como defensa

Un informe elaborado en el 2002 por el ingeniero forestal Julio García, sobre «forestación con salicáceas en áreas bajo riego en Patagonia», destaca la importancia de la plantación de álamos en áreas productivas como defensa contra los vientos. Resalta que en la zona del Comahue, el mayor desarrollo de estas plantaciones se realizó con barreras para contrarrestar factores climáticos.

El informe, financiado por el Proyecto Forestal de Desarrollo por convenio entre SAGPyA y BIRF, resalta que el cultivo de álamos en la Argentina «se remonta a la época de la conquista» con mayor desarrollo con fines maderables en el Delta del Paraná.

Y agrega «otras áreas de relevancia en la producción de salicáceas son los oasis irrigados de Cuyo y la zona bajo riego del Comahue, en la Norpatagonia. En el primer caso las estadísticas citan la existencia de unas 14.500 hectáreas implantadas (los álamos representan más del 95%) de las cuales 65% se halla bajo la forma de macizos y el resto en cortinas o trincheras. Para el Comahue se citan 17.500 hectáreas forestadas casi en su totalidad con álamos, de los cuales un 20% son macizos y el resto cortinas rompevientos».

El estudio apunta al mismo tiempo que «tanto en la zona de Cuyo como en la del Comahue la introducción del álamo responde a la necesidad de morigerar condiciones climáticas hostiles. Por ello las primeras plantaciones fueron bajo la forma de cortinas protectoras a lo largo de las acequias de regadío. Con posterioridad, ante la disponibilidad de madera, se fue desarrollando en estas zonas una industria de aserrío poco tecnificada para abastecer al sistema frutihortícola de los envases requeridos».

Sobre el cultivo en los valles de la Norpatagonia, García apunta que «el cultivo del álamo en esta zona siempre estuvo, y aún hoy lo está, ligado al desarrollo de la fruticultura, que representa la actividad económica más importante».

No obstante destaca que paulatinamente fueron erradicándose estas cortinas al señalar que de acuerdo a la apreciación de profesionales y encargados de compra de madera coinciden en que «la cantidad de materia prima disponible está disminuyendo como así también su calidad». (AVR)


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