Aviones y barcos argentinos a Malvinas

Por primera vez desde la guerra del "82, Gran Bretaña les permite llegar a las islas

En un nuevo paso hacia la recomposición de las relaciones anglo-argentinas tras el conflicto bélico del Atlántico Sur, las autoridades británicas decidieron permitir la llegada a las Islas Malvinas de aviones y buques que partan desde el territorio continental de la Argentina.

El anuncio se conoció apenas un día después de que el gobierno argentino ignoró un reclamo de los habitantes de las islas para cooperar en el combate de la pesca ilegal del calamar en el Atlántico Sur y priorizó su diálogo con Gran Bretaña, hecho que los kelpers calificaron de «patético» e «increíblemente infantil».

La Cancillería difundió ayer oficialmente el permiso que dio Gran Bretaña para que aviones y buques argentinos lleguen a las islas, y que se concretó a partir de un acuerdo suscripto por el ministro Adalberto Rodríguez Giavarini y el embajador británico, Robin Christopher.

A partir del acuerdo, por primera vez desde la guerra de 1982, vuelos de aeronaves civiles privadas y buques particulares con banderas argentinas que partan desde el país podrán llegar a las Malvinas. Hasta el momento, por una declaración firmada por el ex canciller Di Tella, en julio de 1999, durante el gobierno de Menem, sólo estaba habilitada la posibilidad de que los argentinos visitaran las islas partiendo desde Gran Bretaña o Chile, pero no desde la Argentina.

Además, y por un convenio entre los dos país, se permitieron hasta ahora viajes especiales de familiares de soldados caídos durante la guerra que partieron en vuelos desde Buenos Aires.

El nuevo acuerdo también habilita los vuelos y embarcaciones desde suelo malvinense al continente. «Estos contactos fueron cubiertos por una fórmula de salvaguarda por la cual no se verán afectados los derechos de soberanía de nuestro país sobre las Islas Malvinas y los espacios marítimos circundantes», explicó la Cancillería a través de un comunicado de prensa.

Y agregó que: «La fórmula acordada se aplicará a los vuelos de las aeronaves y a la navegación de los buques mencionados, incluido su arribo, permanencia y partida de los respectivos puertos». Se explicó que la nueva disposición abarcará, además, a «todas las reuniones de funcionarios de ambos gobiernos con referencia a estas actividades, como también a los actos necesarios para que las mismas se realicen y a todo acto relacionado con ellas y sus consecuencias».

Una continuación de lo acordado

El jueves el gobierno ignoró los reclamos isleños para aunar fuerzas en el combate a la pesca furtiva del calamar en la región y explicó que tanto esa cuestión como el tema de la soberanía de las islas son tratados exclusivamente con Gran Bretaña.

La diplomacia argentina consideró, además, a los kelpers como «súbditos» de la corona británica y señaló que habilitarlos como interlocutores sería «contrario» a la Constitución Nacional.

El rechazó argentino provocó una fuerte réplica de los isleños que definieron a la administración De la Rúa como «predeciblemente patética».

Por otra parte y, pese a los esfuerzos de la administración aliancista de tomar distancia de la política exterior aplicada por el menemismo, el nuevo acuerdo alcanzado ayer con Gran Bretaña aparece como una continuación, con mejoras, de la declaración conjunta de 1999.

En aquella oportunidad, en medio de la política de «seducción» que había desplegado Di Tella, Argentina logró que sus ciudadanos pudieran pisar formalmente el suelo malvinense tras la guerra de 1982.


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