Avishai Cohen Trío, lujo del jazz en Neuquén

Hoy se presenta, a las 21, en el teatro Español. Lee la entrevista y escuchá su versión de “Alfonsina y el mar”.

MÚSICA

Virtuoso bajista, contrabajista, compositor, cantante y arreglista de jazz, Avishai Cohen tocará hoy, a las 21 en el Teatro Español de Neuquén, acompañado por Nitai Hershkovits en piano y Daniel Dor en batería.

Nacido cerca de Jerusalén (Kibbutz Kabri, Israel, 20/4/70), a los nueve años su familia emigró a Estados Unidos instalándose en Missouri, donde comenzó a estudiar piano. Cuando conoció el jazz, cambió su forma de ver y sentir la música, y al escuchar a Jaco Pastorius, decidió que el bajo sería su instrumento. Así de claro. Durante el servicio militar obligatorio, tocó en una banda del ejército, luego siguió tomando lecciones por su cuenta.

En Israel se formó en la Music & Art Academy con Michael Klinghoffer, quien le introdujo al mundo clásico. Dos años después se trasladó a Nueva York, para tomar contacto con jazzeros y empaparse más del ambiente que él quería. No le fue fácil. Empezó tocando en las calles y en el subte, o trabajando de albañil para pagar sus gastos.

Pasó un largo periodo en pequeños foros de jazz ganando prestigio, al punto de ser llamado por Chick Corea, en el 96. Con él permaneció hasta 2003, cuando creó su propio sello para sacar su primer disco “Adama”. Desde entonces toca con el Avishai Cohen Trío .

Su voz es suave y luce con el temple de quien se sabe seguro. “Estoy viviendo en Israel desde hace algunos años, luego de haber estado mucho tiempo en Nueva York. Pero la búsqueda está dentro de mí…”, dice.

-¿ Qué ciudad lo ha influido, Jerusalén o Nueva York?

-Me resulta difícil decir cuál, en cuanto a lo musical… Yo creo que no importa de dónde vengas. Si te abres a la música, siempre te sentirás bien, a gusto con ella. Música de sonidos sinceros que viene de un lugar real y que trae una sensación de gran vitalidad. Entonces es maravilloso ser de Israel; luego encontré a Nueva York, la ciudad de mayor influjo jazzero. Pero, un lugar solo no puede producir todos los efectos para saber la verdad y además pocas cosas tienen sustancia para ello.

-En vivo, ustedes a veces bailan y cantan… Se divierten

-Bueno, cualquier cosa puede ocurrir en el escenario. Intentamos expresarnos lo más libremente que podamos para hacer lo que sentimos y pensamos apropiado para el momento. Después de todo es música improvisada, una combinación de material escrito y elementos sorpresa. Disfruto con mi banda. Estoy muy feliz con los músicos que toco ahora.

-Sé que la popular canción “Alfonsina y el mar”, representa mucho para usted… ¿Por qué la eligió para grabarla y tocarla en sus conciertos?

– Yo me siento muy cercano a “Alfonsina y el Mar” y lo que su texto ha dado a mi interpretación. He hallado en ella una gran narración, maravillosa melodía y construcción.

-El jazz latino está hoy más cerca suyo. Es importante para usted?

-Sí, es realmente atractivo como la salsa y también el groove musical afro-caribeño. Lo estoy comprobando y aprendiendo con un profesor en Nueva York. He tocado con numerosos muchachos latinos y desarrollado un fuerte vínculo con esa música, lo que cambió mucho mi forma de tocar bajo, en mi trabajo musical y como compositor también. Es un elemento muy importante en mi vida.

-Su música suena colorida. ¿Hay alguna relación entre ella y las artes plásticas o la pintura?

-Interesante… De hecho mi madre es artista plástica y durante años fue profesora de artes. Por lo tanto crecí rodeado de todo eso. Tengo muchos dibujos hechos, aunque no tantas pinturas. Es una parte de mí, y aunque no tenga relación directa a la hora de componer, creo que la música en general tiene mucho de color y de colorear. Si eso sientes al escucharla, está bien… Está muy bien!

Eduardo Rouillet

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