Ayudan a través del arte a chicos del barrio Parque Industrial

NEUQUEN (AN).- Cuesta pensar que alguien, a miles de kilómetros de Neuquén, se interese por la suerte de un grupo de chicos de Parque Industrial. Pero un par de contactos de un artista neuquino que viajó a Europa por trabajo y la solidaridad de los compañeros que encontró allí sirvieron para que un proyecto

cultural relacionara a la Argentina con Bélgica, sin escalas.

Un grupo de artistas de los dos países detectó que, si bien las problemáticas son distintas, era posible trabajar con grupos de chicos del barrio neuquino y otros a miles de kilómetros, de la región de Barinage, Bélgica. El «land-art» fue la herramienta, una expresión cultural basada en las instalaciones, con escultura y pintura, que les permitió comunicarse, conocer otra sociedad y otra realidad. El arte fue el nexo

«Ici-Aquí» nombre del proyecto fue ideado por Dante Domínguez, un bailarín argentino que vive en Bélgica desde hace diez años, y por Monique Maesschalck, una joven escultora que se interesó por la realidad de un grupo de chicos de Parque Industrial, más allá de la distancia que los separaba.

Básicamente, el motor de la iniciativa cultural fue encontrar la manera de ayudar. Es que tanto en Bélgica como en Neuquén había un grupo de chicos a quienes mostrar otra realidad. En ambos casos, conocieron que

chicos de la misma edad hablaban otro idioma, se vieron en fotos o a través de sus pinturas o esculturas. Compartieron desde la distancia.

«El proyecto, que surge de una organización de Bélgica, estaba destinado a un país africano, pero como eso no fue posible, nos lo ofrecieron a nosotros», explicó Dante, que inmediatamente se contactó con su hermano Ramiro, un profesor de educación física que coordina actividades barriales en Parque Industrial, para iniciar el trabajo en Neuquén. Luego se sumó el escultor Eduardo Polacci, quien ayudó a coordinar los talleres.

El grupo, que se mantuvo hasta el cierre con una exposición de las instalaciones en el Paseo de la Costa durante febrero, se formó con 20 chicos de ocho a doce años.

Monique explicó que el financiamiento surgió de parte de la ong Belga Coron, dedicada al trabajo con chicos en riesgo en distintos lugares del planeta. Desde Argentina o Neuquén, la única ayuda que recibieron tuvo que ver con una camioneta para trasladar los trabajos al Paseo de la Costa, para el cierre del proyecto. «Sin ayuda es imposible trabajar. En este caso, ni siquiera teníamos internet en el barrio para que se comunicaran los dos grupos», dijo.

La próxima etapa del proyecto está relacionada con el cine, otra rama del arte en la que los chicos pueden descubrir nuevas formas de pensar y expresarse.


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