B.B. King cumple 85 años tocando blues
B.B. King ya se despidió hace seis años. Sin embargo, poco después volvía a viajar con su “Final- Farewell-Tour” por Europa. “Mientras el público me quiera ver, seguiré actuando”. Este jueves cumple 85 años.
Amarillo (Texas), Biloxi (Mississippi), Memphis y Nashville (Tennessee), Calgary y Ottawa (Canadá) se encuentran entre las próximas estaciones . Sólo en noviembre tiene previstas 17 actuaciones. Con “Lucille”, como llama cariñosamente a sus guitarras, este afromaericano toca y canta el blues estadounidense como lo escuchaba de niño en el delta del Mississippi. Sólo una cosa es mejor que “Lucille”, reconoció el “rey del blues” a su biógrafo: “Buen sexo con una buena mujer”.
Sus dos matrimonios fracasaron. Al parecer tuvo 15 hijos con 15 mujeres distintas, ninguno de ellos dentro de sus matrimonios. “Siempre tuve una buena relación con las madres de mis hijos, antes, durante y después”, dice.
Si bien el blues, la forma primitiva del jazz, es su vida, le molesta que lo consideren “sólo” un músico de blues. “Ser cantante de blues es como ser dos veces negro”, afirma en su biografía “B.B. King: Una vida con el blues”. Admira a colegas del jazz como Dizzy Gillespie, Miles Davis y Charlie Parker. Según dice, la forma de tocar de ellos va más allá de su horizonte. “El blues es una música simple -afirma- y yo soy un hombre simple”.
Nació el 16 de septiembre de 1925 como Riley B. King, hijo de un trabajador pobre de las plantaciones en Indianola, en el estado de Mississippi. Su padre abandonó a la familia cuando tenía cuatro años. Su madre murió poco después. El duro trabajo en el campo ayudó al joven a sobrevivir. Cantó en coros gospel y aprendió solo a tocar la guitarra.
King ya dominaba su fuerte pulso y las largas carreras que hacen aullar su Gibson cuando se fue a fines de los años 40 a Memphis. Allí lo contrataron como el “Blues Boy” para un show de radio. El B.B viene de “Blues Boy”. King ya era su apellido.
Desde 1987, ya nadie le discute el título de “The King of the Blues”, título de uno de sus álbumes: a los 62 años, B.B. King ganó el Grammy honorario. En ese entonces, nadie imaginaba que iba a seguir ampliando su repertorio 23 años después.
Logró un hito con “The Thrill Is Gone”, de fines de los años 60. De repente, todo el mundo quería escuchar sus blues. King fue invitado a la Fiesta del Jardín de la reina Isabel de Inglaterra y a una recepción en la Casa Blanca. El rey Carlos XVI Gustavo le concedió el año pasado el distinguido premio Polar de música. Hoy en día, el Blues Boy de antaño es un multimillonario con cuatro títulos de doctor honoris causa.
Sin B.B. King, el blues quizá nunca se hubiera desembarazado de la imagen de música negra de los barrios pobres. El músico observó con creciente indignación cómo los jóvenes se iban entusiasmando con el rock and roll. También se sintió un outsider cuando surgió el soul. Hoy día le molesta que la generación del hip-hop “no se interese por el verdadero blues”. Y eso que tiene muchos admiradores, como Eric Clapton y John Mayall. También John Lennon dijo alguna vez que le habría gustado tocar la guitarra como B.B. King.
(DPA)
B.B. King – Blues Boys Tune
Amarillo (Texas), Biloxi (Mississippi), Memphis y Nashville (Tennessee), Calgary y Ottawa (Canadá) se encuentran entre las próximas estaciones . Sólo en noviembre tiene previstas 17 actuaciones. Con “Lucille”, como llama cariñosamente a sus guitarras, este afromaericano toca y canta el blues estadounidense como lo escuchaba de niño en el delta del Mississippi. Sólo una cosa es mejor que “Lucille”, reconoció el “rey del blues” a su biógrafo: “Buen sexo con una buena mujer”.
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