Ballottage, alternativa para el miedo del gobierno

Alentada por el veranismo, sigue avanzando una reforma electoral. Mendioroz y Chironi sostienen que se confirma lo que creen es una realidad: un acuerdo para favorecer a Arriaga.

Incertidumbre sobre el destino electoral del partido.

Este es el único motivo que alienta a un sector de la UCR rionegrina a promover reformas a la ley electoral de la provincia.

La iniciativa no está alentada por una generosa admisión de la necesidad de mejorar el funcionamiento del sistema político.

Muy por el contrario, está impulsada por la necesidad de mantener el poder ante un escenario electoral en el que no se sienten seguros. Y hacerlo aunque para ello se tensione o incluso tenga que reformarse la Constitución rionegrina.

El proyecto se instala además a los apurones, entablando una carrera contrarreloj determinada por los tiempos electorales y las exigencias emergentes de los intereses del gobierno.

En lo que hace a su aspecto esencial, la iniciativa de reforma gira en incluir al ballottage como definición última para elegir gobernador.

O sea, una segunda vuelta para saldar el déficit de respaldo. Y con posibilidad de alterar fórmulas entre las fuerzas que negocien un acuerdo.

La iniciativa no está fogoneada por el conjunto del radicalismo rionegrino. La empuja fundamentalmente el veranismo, ala partidaria que lidera el gobernador Pablo Verani. Precisamente, uno de sus hombres está abocado de lleno a definir una propuesta de ballottage: el ministro de Coordinación, Gustavo Martínez, integrante de la Comisión Política de la UCR.

También está sumado a desarrollar ideas conducentes al ballottage el ex diputado nacional y ex ministro de Gobierno y Educación, Oscar Machado.

Por estas horas, Machado trata de convencer de la bondades del proyecto al vicegobernador Bautista Mendioroz.

Porque aún no definida en toda su naturaleza y extensión, la iniciativa comienza a enfrentar escollos hacia dentro y fuera del radicalismo.

El primer caso compromete a la Lista Blanca que lidera Mendioroz. Se suma a ella el Movimiento de Afirmación Radical que conduce el diputado Fernando Chironi.

En los dos sectores se sospecha que la iniciativa de poner en vigencia el ballottage implica la consumación de un acuerdo electoral entre el veranismo y Julio Arriaga, intendente de Cipolletti y candidato a gobernador por el Frente Grande.

El argumento desde el cual estos sectores construyen su resistencia al proyecto se funda en el siguiente razonamiento:

* Es posible que la UCR gane las elecciones con menos de 33%. O sea, surge un gobierno débil. Segundo será el PJ, tercero Arriaga.

* En consecuencia, con el ballottage como alternativa para modificar aquella debilidad de poder, la UCR arregla con Arria-ga. Y como el ballottage viene con modificación de fórmulas para la segunda vuelta, el veranismo baja a su candidato a gobernador, Miguel Saiz, que va de vice, y ve coronado así su viejo anhelo de tener a Arriaga como gobernador para un gobierno donde el grueso de los votos lo puso el radicalismo.

Y en el peronismo también anida la misma sospecha.

«Es indudable que la alianza que llevó a Verani a ganar la elección del «99 en sociedad con Arriaga no está fracturada, y el proyecto de ballottage confirma la existencia de un acuerdo a seguir en el poder de cualquier forma», declaró el senador justicialista Miguel Pichetto.

Por su parte Arriaga no eludió el tema. Ayer, en Viedma, no rechazó la idea de poner en vigencia el ballottage. Pero advirtió:

-Que no se preocupen ni Mendioroz ni Chironi ni Pichetto: la elección la ganamos nosotros y si salimos segundos y vamos a ballottage, vamos a ir a pelear solos, no armaremos yunta con nadie… ¡no queremos compromisos!… Y lo haremos con la fórmula Arriaga – Di Biase. ¡Es inamovible! -comentó el intendente cipoleño.


Incertidumbre sobre el destino electoral del partido.

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