Bánfield no dejó dudas en su vuelta a Primera

Goleó como visitante a Quilmes, con una gran actuación de «Garrafa» Sánchez

Bánfield logró ayer el regreso primera división luego de cuatro años en la B Nacional tras golear a Quilmes por 4-2 en el segundo partido de la final del certamen de ascenso.

El público del «Taladro» colmó la tribuna visitante del estadio de Quilmes y vivió una fiesta inolvidable en la mañana bonaerense, que se pintó de verde y blanco en las camisetas que los hinchas lucieron con orgullo.

Al equipo dirigido por Ramón «Mané» Ponce le bastaba con un empate para lograr el ascenso, pero goleó sin piedad a un desorientado Quilmes, que volvió a perder una final para regresar a Primera y ahora le queda una segunda oportunidad en el torneo Reducido para volver a la elite.

José Luis Sánchez, de penal, Carlos Leeb, Pablo Del Río y Rubén Forestello inscribieron con goles sus nombres en la historia grande de Bánfield, en donde se destacan los «campeones morales» de 1951.

Ni la reacción violenta de los hinchas de Quilmes (ver aparte) impidieron la alegría del «Taladro», que consiguió su séptimo ascenso a Primera después del que logró en 1993 bajo la dirección de Carlos Babington, en una interminable y emocionante definición por penales ante Colón.

Bánfield es un equipo que logró la marca de 24 partidos invicto, una defensa sólida y aguerrida, un mediocampo que nunca se detiene, dos goleadores que cumplen en cada partido (Leeb y Forestello) y un número 10 antihéroe, que se quedo sin pelo a los 26 años.

«Garrafa» Sánchez fue otra vez la figura del equipo, jugó e hizo jugar, convirtió de penal el primer gol, soportó muchas infracciones y, con la camiseta afuera del pantalón, le mostró su habilidad a todos en el estadio Centenario.

Incidentes, heridos y varios detenidos

Una decena de autos destrozados, un total de veinte detenidos, un número no determinado de heridos y algunos frentes de casas y comercios dañados es el balance inicial de la batalla campal que protagonizaron hinchas de Quilmes y la Policía en la inmediaciones del estadio Centenario tras la final de la B Nacional, en la que Bánfield logró el ascenso.

A metros de la puerta de la tribuna general de los locales, hubo corridas, se escucharon disparos de balas de goma y la policía arrojó gases lacrimógenos.

Por momentos se vivió una verdadera batalla campal, ya que algunos hinchas de Quilmes, entre exaltados y dolidos por una nueva frustración futbolística, se enfrentaron cuerpo a cuerpo con la policía.

Uno de los autos destrozados pertenecería a uno de los participantes del «reality show» Gran Hermano, Gustavo Jodurcha -hincha de Quilmes-. El vehículo sufrió la rotura de su parabrisas y de la luneta trasera.


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