Barbarie

Redacción

Por Redacción

El crimen a cuchilladas en la finca de esas dos mujeres, casi octogenarias, alcanzó tal grado de salvajismo que más de uno interpretó que el autor quiso expresar en su barbarie mucho más que la intención de un robo. El juicio de Aboy estuvo precedido de un intenso proceso, que movilizó a la justicia, a la Policía y al gobierno provincial como pocas veces se ha visto (otro de esos caso de similar envergadura, curiosamente, también ocurrió aquí, con la muerte a tiros del sargento Aigo). Hubo testimonios, discrepancias y pruebas, pero la pieza clave de la condena fue un cuello polar, hecho con la misma tela que había en la casa de Aboy y de su mujer, costurera. Ese cuello fue arrojado a unas decenas de metros del lugar del crimen y en plan de fuga, pero fue hallado y peritado: contenía saliva de Aboy y sangre de una de las hermanas. Aboy apeló hasta a la mismísima Corte Suprema, pero su pena quedó ratificada. Aboy se fugó de una cárcel por segunda vez el 18 de setiembre. Lo hizo primero de Junín en 2011. Y luego de ser atrapado y vuelto a encarcelar, escapó escondido en un mueble de la supuestamente vigilada U11 de la ciudad de Neuquén donde fue recapturado el sábado.


El crimen a cuchilladas en la finca de esas dos mujeres, casi octogenarias, alcanzó tal grado de salvajismo que más de uno interpretó que el autor quiso expresar en su barbarie mucho más que la intención de un robo. El juicio de Aboy estuvo precedido de un intenso proceso, que movilizó a la justicia, a la Policía y al gobierno provincial como pocas veces se ha visto (otro de esos caso de similar envergadura, curiosamente, también ocurrió aquí, con la muerte a tiros del sargento Aigo). Hubo testimonios, discrepancias y pruebas, pero la pieza clave de la condena fue un cuello polar, hecho con la misma tela que había en la casa de Aboy y de su mujer, costurera. Ese cuello fue arrojado a unas decenas de metros del lugar del crimen y en plan de fuga, pero fue hallado y peritado: contenía saliva de Aboy y sangre de una de las hermanas. Aboy apeló hasta a la mismísima Corte Suprema, pero su pena quedó ratificada. Aboy se fugó de una cárcel por segunda vez el 18 de setiembre. Lo hizo primero de Junín en 2011. Y luego de ser atrapado y vuelto a encarcelar, escapó escondido en un mueble de la supuestamente vigilada U11 de la ciudad de Neuquén donde fue recapturado el sábado.

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