Bariloche busca mejorar su oferta gastronómica

La secretaría municipal de Turismo de Bariloche considera fundamental la oferta de buena cocina y la calidad de restaurantes y cafés para atraer a visitantes, por lo que puso en marcha un plan destinado a reconvertir el sector. El primer paso fue realizar un relevamiento de la capacidad instalada que servirá, en principio, para determinar las virtudes y falencias del sistema. Una vez analizados los resultados, se trabajará en mejorar los puntos débiles.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- A sabiendas de que la buena cocina y la calidad de los cafés y restaurantes influyen cada vez más sobre la predilección de los visitantes, la secretaría municipal de Turismo pondrá en marcha un plan de reconversión para la oferta gastronómica local.

Como primer paso realizó un puntilloso relevamiento de la «capacidad instalada» del sector, y luego buscará planificar con los propietarios las mejoras a realizar y la búsqueda del necesario financiamiento.

Los empresarios gastronómicos se mostraron abiertos a la iniciativa, pero algunos de ellos se quejaron de la caída en el número de turistas y de la escasa regulación municipal que permite la llegada de comercios «golondrina» que perjudican a la actividad.

El censo realizado por Turismo abarcó 109 establecimientos y comprobó que existen en Bariloche 8.771 «cubiertos» o locaciones para comensales simultáneos. Una cifra cercana al óptimo, ya que hay 18.000 camas y los especialistas calculan que la relación ideal es de un cubierto cada dos camas.

Otro dato es que el 67% de las empresas del sector son restoranes, el 20% confiterías, y el 11% restorán-confitería. El 70% se encuentra a no más de 900 metros del Centro Cívico.

El secretario de Turismo, Omar Contreras, dijo que el relevamiento buscó medir también parámetros de calidad en base a «estándares mínimos» de aspecto y funcionalidad de salón, baños y cocina.

Reconoció que en muchos casos los baños están lejos de lo exigido y en las cocinas «abundan las cosas para mejorar, que en general cuestan poco dinero». En esa línea las propuestas de reconversión que más seducirán a los propietarios tienen que ver, por ejemplo, con ventilar mejor los espacios o alejar las heladeras de los hornos para ahorrar energía.

Según Contreras, la «inversión instalada» en gastronomía ronda los 15 millones de pesos, tomando como promedio un valor de 900 pesos el m2.

Dijo que para «reconvertir» en forma global los establecimientos «se necesitan alrededor de un millón de pesos», por lo cual no sería difícil elaborar un proyecto y gestionar líneas de crédito accesibles.

Más complicado será lograr lo mismo en la hotelería, que requeriría una cifra mucho mayor. El municipio había relevado antes la oferta alojativa y comprobó que la calidad deja mucho que desear, pero guarda los resultados bajo siete llaves por pedido de los mismos empresarios.

Contreras señaló que en este último rubro hay en la ciudad una capacidad instalada de 330 millones de pesos y la reconversión estimada costaría no menos de 50 millones.

La gastronomía es uno de los rubros «de moda» en materia de inversión, y en los últimos años surgieron muchos restoranes nuevos, algunos con propuestas innovadoras como «Días de Zapata» (comida mejicana), «Valles Nevados» (tenedor libre) o «Pilgrim» (pub-cervecería de estilo irlandés).

Pero lo cierto es que también abundan los fracasos. Contreras reconoció que «hay un coeficiente de rotación muy alto», que se refleja en una antigüedad promedio de los establecimientos que no supera los cinco años.

El funcionario destacó, no obstante, que la gastronomía «está vista como un valor importante» en la conformación de cualquier destino turístico y Bariloche debe acentuar su identificación con los productos regionales y la cocina de excelencia.

Otros datos emergentes del estudio dan cuenta que el 91% de los establecimientos gastronómicos queda sobre calles asfaltadas y el resto sobre tierra, mientras que ocho de cada diez cuenta con servicio de cloacas.

Un negocio atractivo, pero difícil

Varios empresarios consultados sobre la propuesta municipal consideraron que no es momento para realizar grandes inversiones. Coincidieron en que las últimas tres temporadas fueron muy magras.

«Tarquino», de la familia Werkys, es uno de los restaurantes que abrió recientemente sus puertas. Según Vicente Werkys trabajan de acuerdo a las expectativas y si bien el momento es difícil no hay quejas.

El empresario dijo que trabajan con ofertas y promociones especiales y el público es local en un 95%. Aún así para ellos el turismo, directa o indirectamente, es importante porque si una temporada es buena se nota la abundancia de dinero circulante en toda la ciudad.

Sergio Pastor, del restaurante y pizzería «Cocodrilo»s», se quejó de los empresarios «paracaidistas» que vienen sólo por la temporada y se van «sin pagar nada, debiendo sueldos, impuestos y proveedores». Pidió en consecuencia una mayor regulación municipal. También dijo que muchos emprendimientos fracasan «porque nadie gasta un peso en un estudio de mercado. Un tipo que invierte 50 mil pesos para montar un restaurante puede gastar 1.000 o 2.000 en una consultora y va a tener más idea de qué puede ofrecer».

Según Pastor, la oferta de Bariloche es muy variada «pero hace falta una categorización» para que el cliente no se sorprenda pagando de más por algo que no lo vale. Dijo haber hecho la propuesta en su momento pero sus colegas no estuvieron de acuerdo.

Oscar, de «El Viejo Munich», opinó que «el problema más serio son los que abren y se van al poco tiempo, porque rompen el mercado». Señaló que cada vez es más difícil conseguir rentabilidad y que hoy se factura «un 40 ó 50% menos» que hace cinco años.

«Nos piden que nos modernicemos pero primero hay que traer gente a Bariloche, después invertimos», se atajó. (AB)


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