A la construcción natural le sobra impulso y le falta avance

Bariloche tiene una normativa pero es demasiado conservadora y no permite el uso de los elementos de esta arquitectura en la estructura, sólo en revestimientos y terminaciones. Pero sobran ejemplos de edificaciones sostenibles.

El municipio cuenta desde hace cinco años con una ordenanza que habilita las técnicas de construcción con tierra cruda, pero el desarrollo de esa modalidad quedó estancada y sus impulsores se quejan por la falta de políticas de promoción.

El principal obstáculo -según los especialistas- se debe a que la reforma legal quedó a mitad de camino y el Código de Edificación pasó a permitir el uso de tierra y la llamada construcción “sustentable” para los revestimientos y terminaciones, pero no para las “estructuras”, que deben atenerse todavía al uso de hierro y otras pautas de la construcción convencional.

En 2013 el arquitecto Cristian Almeida era asesor del bloque del FpV y colaboró en la elaboración de la ordenanza. Consultado para esta nota reconoció que no hizo desde entonces un “seguimiento específico”, pero descontó que a partir de entonces la construcción natural está lejos de haberse multiplicado.

La iniciativa para el dictado de la ordenanza durante el gobierno de la exintendenta María Eugenia Martini fue promovida por las ONG Faro Verde y Ecoencuentro, que ya no tienen actividad visible.

Actualmente uno de los focos de difusión de las técnicas de construcción natural se concentra en la escuela de gestión social Nehuen Peuman, que otorga el título de Maestro Mayor de Obra y cuenta con materias específicas y docentes que instruyen a los alumnos en bioconstrucción (ver aparte).

“La ordenanza se hizo para resolver un vacío legal, porque el Código del año 80 hablaba de materiales a utilizar, con porcentajes específicos de piedra y madera -explicó Almeida-. Una sola variable, algo propio de la época militar. Los cambios más que nada apuntaron a permitir otra diversidad, con el empleo de materiales sustentables y de bajo impacto”.

Pero consideró que “no se pudo lograr”, porque las obras deben mantener estructuras con altos requisitos de rigidez, por normativa antisísmica.

Otros expertos advierten que esta última regla no es una verdad revelada. El arquitecto Alvaro del Villar refirió que los efectos de un posible sismo se pueden prevenir tanto con estructuras especialmente rígidas como especialmente flexibles. Y señaló que en Japón históricamente emplearon esta última opción.

Según del Villar, “la ordenanza no produjo un mayor avance porque falta la reglamentación”. En concreto, no hay especificación de los lugares donde se pueden obtener arcillas y otros insumos para la construcción natural.

El arquitecto señaló que los proyectos de bioconstrucción que quieren recorrer el camino administrativo municipal y obtener aprobación de planos y proyecto chocan con “exigencias importantes” como el estudio de impacto ambiental (para determinar el origen de los materiales) y también el cálculo estructural, que debe ajustarse a los requisitos originales del Código.

“Para que haya soluciones reales haría falta por ejemplo reglamentar lugares de extracción de arcillas, e incluso abrir una cantera municipal que la provea. No veo interés del Estado en avanzar en este tipo de cosas”, dijo del Villar.

Citó como un caso a imitar el de la localidad de Lavalle, en Mendoza, que cuenta con un prototipo de construcción sustentable “con quincha, sin uso de hierro”, que tiene unos 110 metros cuadrados y hoy funciona como centro cultural. Ese edificio sirve de modelo para particulares que quieran aplicar la misma técnica. “Tengamos en cuenta que Mendoza es zona de riesgo sísmico -recordó el arquitecto-. Generar un prototipo desde el municipio es algo que también se podría hacer acá”.

Técnicas y materiales

Una de las técnicas más difundidas son la quincha (de origen indígena), que consiste en la construcción de enrejados de caña rellenos con barro. Otra es el uso de madera, adobes, paja y también de material reciclado como neumáticos y botellas. Aunque esto último es rechazado por algunos grupos que sólo aceptan el uso de elementos del entorno natural.

En Bariloche existen casas construidas con barro crudo y materiales naturales en el barrio Nueva Jamaica, algunas en el Alto y también en Villa Los Coihues. Pero en general no tienen en habilitación del municipio, que tampoco los presiona con controles o inspecciones.

“Investigación hay sobre todos estos temas, pero a nivel local está muy poco desarrollado. Ojalá existieran más ONG que trabajaran en esto” dijo del Villar.

Agregó también que el Colegio de Arquitectos no les brindó nunca un apoyo, sino que “más bien actuó como oposición” a cualquier propuesta de construcción natural.

En Villa Los Coihues hay más de una construcción natural.
Alfredo Leiva

“La ordenanza se hizo para resolver un vacío legal, pero la cultura constructiva no se cambia con leyes, normalmente es al revés”.

Cristian Almeida, arquitecto que impulsa esta técnica.

En Bariloche había dos ONG que impulsaban la técnica.
Gentileza

La escuela Nehuen Peuman se incorpora a la educación

Las técnicas de construcción alternativa tienen un espacio importante de experimentación y divulgación en la escuela Nehuen Peuman, que forma maestros mayores de obra. El establecimiento apunta a convertirse así en un pilar clave para su desarrollo futuro de esta variante en Bariloche y la región.

Los docentes Daniel Mangeri y Fernando Fernández Herrero son los principales difusores de las técnicas de bioconstrucción, que se extienden hacia otros campos como la eficiencia energética.

Fernández Herrero dijo que los costos de una obra de este tipo pueden ser iguales o más altos que los convencionales si alguien -sólo por snobismo- quiere tener una casa sustentable y contrata la construcción a un tercero.

“Pero se abarata mucho si uno se involucra en la obra, busca los materiales del lugar, emplea madera y arcilla de acá. Y trabaja con técnicas artesanales, sin maquinaria pesada”, explicó.

Dijo que en la escuela trabaja en esas metodologías y tiene un proyecto ya precalificado para obtener financiamiento público, que consiste en desarmar por completo una vivienda humilde y rearmarla con técnicas alternativas para eliminar los “chifletes” y aprovechar mejor la energía aplicada a la calefacción.

Admitió que “una construcción natural hoy en Bariloche no pasa el Código”, y por eso las que existen se mantienen en la irregularidad. Sobre la construcción natural en zonas sísmicas el docente también afirmó que “existen opiniones encontradas” y consideró que no necesariamente son indispensables las estructuras de alta rigidez.

Las ventajas de una construcción de barro crudo son enormes.
Alfredo Leiva

Tiempo

Hay especialistas que sostienen que una casa hecha con materiales naturales es estructuralmente viable y hasta antisísmica.
Gentileza

“Adaptar las construcciones naturales pequeñas al Código es difícil, porque el trámite en el Municipio es complejo y costoso”.

Álvaro del Villar es arquitecto y especialista en esta técnica.

Se podría establecer una cantera para la provisión de arcilla.
Alfredo Leiva

Datos

“La ordenanza se hizo para resolver un vacío legal, pero la cultura constructiva no se cambia con leyes, normalmente es al revés”.
2013
fue cuando se sancionó la ordenanza que incorpora la construcción natural al Código de Bariloche.
“Adaptar las construcciones naturales pequeñas al Código es difícil, porque el trámite en el Municipio es complejo y costoso”.

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