Sin relación con la Cámara de Comercio

Las regulaciones no son las mismas que en el mercado bancario y el público tampoco. Incluso se diferencian en los horarios de atención, las estrategias promocionales y la ubicación.

Las casas de crédito personal prosperan en la calle Onelli entre Albarracín y Fagnano, donde abundan los comercios orientados a la clientela local. Encontrar un turista allí es raro.

Se definen a sí mismo como financieras, y su negocio es otorgar préstamos con pocos requisitos y trámites que compiten en sencillez y velocidad. A cambio, las tasas de interés son siderales.

La puja comercial entre las empresas del rubro se palpa en la calle. “Hasta 200 mil pesos, con 10 cuotas bonificadas”, “¿Necesitás efectivo? Rápido, sencillo, sin vueltas”, “Hasta 100 mil pesos con mínimos requisitos, tres cuotas de regalo”, dicen algunos de los carteles.

Los locales, ampliamente vidriados, cuentan con cámaras y otras medidas de seguridad. Al menos un par de ellos tienen vigilancia policial permanente y algunos instalaron mamparas para las cajas, como cualquier banco.

En la cuadra de Onelli al 700 se emplazan las firmas Credil, Corefin, Crédito General Sarmiento y Carta Automática. En Onelli al 800 están Cristal Cash, Creditar y Rapicuotas. Es decir, una concentración de siete casas de crédito en 200 metros, y al menos hay otras tres en calles laterales.

La encargada de una de las sucursales con más trayectoria admitió que la actividad “creció mucho en el último tiempo” y que su nicho está en la gente que necesita dinero urgente y no califica para endeudarse con un banco.

La simbiosis de este rubro con el resto de la actividad comercial va más allá de la simple convivencia. Hay zapaterías, mueblerías y bazares de Onelli que tienen en sus vidrieras los stickers de las financieras, a las que envían a sus clientes cuando no tienen efectivo para las compras.

A su vez, las firmas que ofrecen crédito trabajan en turnos adaptados al entorno. A diferencia de los bancos, adoptaron horario cortado: cierran a las 13 y vuelven a abrir a media tarde.

Ninguna lo publicita abiertamente, pero las tasas de interés que aplican a los préstamos superan el 100% anual. Las cuotas son fijas y los planes de pago no superan los doce meses, aunque en los últimos días estuvieron en plena revisión y algunas financieras proponían 6 u 8 meses como plazo máximo.

El dinero en mano

Una fuente consultada, que pidió reserva suya y de la empresa en la que trabaja, explicó cómo funciona el negocio. “Lo único que le importa al cliente es tener plata en mano y ya –señaló–. Acabo de atender a una señora que entró, traía el documento, el recibo de sueldo y una boleta de servicios y salió con los 30 mil pesos que necesitaba. La gran mayoría, te diría que el 70%, no lee lo que firma ni se fija en la cuota que va a pagar. Después se encuentran con el problema”.

Otro factor tentador, subrayó, es que las cuotas se mantienen fijas y en pesos “pase lo que pase”. La tasa “efectiva anual” en una de las financieras era ayer de 91,59% y en otra reconocieron que podían llegar al 120%, que cada caso es distinto y que se estudia el “riesgo crediticio”. Eso sí, en minutos tienen el veredicto.

La empleada que aportó los datos dijo que las financieras trabajan a partir de un capital inicial aportado por los socios inversores, y que su beneficio está en “tener muchos clientes” y en lograr una gran circulación de dinero.

Refirió que el índice de cobrabilidad en su empresa ronda el 80% y que el de sus competidores es igual o peor. El recurso típico para cobrarle a los morosos es el embargo del sueldo. Si se quedaron sin trabajo, les embargan otros bienes y si no los tienen las empresas están atentas a que vuelvan a conseguir trabajo para ejecutarlos de inmediato.

Entre los clientes típicos también hay gente bancarizada y con tarjeta de crédito que acude aquí “porque no tienen otro modo de levantar los vencimientos”. También jubilados que necesitan dinero de inmediato para remedios o para un tratamiento médico “y el banco les da muchas vueltas”, dijo la fuente.

Otro factor que contribuyó a multiplicar el negocio en los últimos años es la posibilidad que tienen las financieras de obtener información online instantánea de cada solicitante de crédito, con poco margen de error. Les basta con cargar el DNI en el sistema.

A modo de ejemplo, la empleada de una financiera de las más grandes dijo que un crédito de 27.000 pesos se devuelve en 12 cuotas de 5.000.

En otra firma, al menos hasta ayer, las condiciones eran algo más ventajosas: 30 mil pesos en 12 cuotas de 4.888.

“Lo único que le importa al cliente es tener plata en mano y ya. Acabo de atender a una señora que entró con el DNI y se fue con $30.000”

La voz de una empleada de una casa de préstamos rápidos.

El presidente de la Cámara de Comercio local, Eduardo Caspani dijo que no tienen entre sus asociados a ninguna financiera de préstamos personales y dijo desconocer los detalles de ese negocio.

El gerente de la Cámara, Claudio Cabaleiro, no percibió un crecimiento inusual de ese rubro y consideró que trabajan con clientes que “no son sujeto de crédito en los bancos”. Calculó que la rentabilidad que obtienen tiene que ver con los intereses que aplican, “aunque tienen menor perspectiva de cobro”.

Alto gravamen del Municipio

Tasas. Las financieras de créditos rápidos tienen un trato más riguroso por parte del municipio y pagan uno de los gravámenes más altos de la escala. Se les aplica un coeficiente del 4% en la tasa de Inspección, Seguridad e Higiene. Están en una categoría diferente de los bancos y de las “mutuales de intermediación financiera”, que pagan un 2%. Los rubros comerciales más usuales pagan entre 0 y 1,25%.

Las casas de préstamos están definidas en la ordenanza como entidades financieras “que no reciben depósitos” y ajenas a regulación del Banco Central.

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