Marino: “Este título me acomodó el alma”

Así lo aseguró el arquero de Puerto Moreno, que pateó el penal que le dio el campeonato tras 16 años. En la final vencieron a Estudiantes Unidos.

Se levantó temprano el domingo. Su hija Brisa le había preparado el desayuno y en la cabeza le daba vueltas una sola idea: no quería que la final se definiera en penales. Hace 16 años, Martín Marino había ganado por primera vez un campeonato con el equipo de su barrio, Puerto Moreno, por penales. Y no deseaba repetir esa experiencia.

Preparó su ropa en el bolso y colocó una Virgen de Luján, que lo acompaña desde hace 20 años. Se despidió de su madre y de su hija y se dirigió a la sede del club.

Martín sabía que ese domingo jugaría tal vez la última final de su carrera como futbolista. Y no quería dejarla escapar. Pero nunca se imaginó que el destino le iba a dar una oportunidad increíble: patear el penal decisivo.

El partido finalizó en los 90 minutos empatado. Puerto Moreno intentó, pero no pudo ganar a pesar de que tuvo las mejores oportunidades y un jugador más por la expulsión de Damián Rogel, defensor de Estudiantes Unidos.

El técnico de Puerto Moreno le pidió a Martín que pateara el quinto y último penal. Martín no dudó. En la final de mayo de 2002 había pateado en cuarto lugar.

La serie de penales empezó mal. El arquero de Estudiantes Unidos, Alberto Cruces, voló y atajó de manera increíble el penal de Leandro Azócar de Puerto Moreno. El panorama era complicado. Pero Martín se tenía toda la fe del mundo. Atajó el penal de Daniel Sanfilippo y, después, Kevin Silva remató afuera.

La historia ponía a Martín frente al desafío de patear el penal más importante de los últimos 16 años para Puerto Moreno. La hinchada comenzó a corear su nombre. Se paró frente a la pelota. Pensó en pegarle con fuerza, pero el arquero de Estudiantes se quedó parado y tuvo que improvisar sobre la marcha un remate suave al palo derecho de Cruces. Fue el gol del campeonato. Y se vino la locura del festejo.

“Este título me acomodó el alma”, afirmó Martín. En los festejos se emocionó con el saludo de su madre y de su hija, trepada al alambrado. “Que tu hija te diga: papá estoy orgullosa de vos, es la gloria”, afirmó.

Meses atrás, cuando retornó al fútbol después de una ausencia de cuatro años “ni soñaba con una final. Mucho menos como la que viví”. “Se dio todo. Es como si me pongo a editar una película siendo el personaje principal”, explicó.

“La vida a veces se pone dura, uno se plantea muchas cosas, si es un buen padre, un buen hijo, la soledad golpea”, comentó.

Martín cumplirá el sábado 42 años. Cree que llegó el momento de dejar el fútbol de manera definitiva y retirarse campeón. Sólo continuaría si Puerto Moreno tiene que afrontar un torneo federal. “Pero con lo que logré, no encuentro otro desafío más grande”, sostuvo.

Agradeció a su familia, a sus compañeros, los dirigentes, a los exjugadores del club y a la hinchada naranja que el domingo les dio fuerzas para ganar el tìtulo.

“Lo que logré es increíble. Casi sin haberlo soñado es demasiado. Creo que una situación así no se va a volver a repetir jamás”.

“El Barba me dijo: este es tu día y esta es tu despedida soñada. Y pensé antes de patear en toda la gente, en mi vieja, en mi hija”.

Martín Marino, arquero
de Puerto Moreno.

Datos

“Lo que logré es increíble. Casi sin haberlo soñado es demasiado. Creo que una situación así no se va a volver a repetir jamás”.
“El Barba me dijo: este es tu día y esta es tu despedida soñada. Y pensé antes de patear en toda la gente, en mi vieja, en mi hija”.

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