Pasó un año y aún no pegaron un ladrillo en la nueva terminal

Cuando se anunció la construcción de la nueva terminal de Bariloche, el 16 de enero de 2017, se destacó que la idea era edificar un moderno edificio, con una superficie de 3.300 metros cuadrados cubiertos y 2.200 semicubiertos. Pasó un año. Y en el lote donde se proyectó no hay un solo ladrillo pegado.

En un año, el proyecto dio pequeños pasos. Durante meses avanzó a paso de tortuga. El secretario de Desarrollo Urbano municipal, Pablo Bullaude, explicó esta semana que hace unos diez días se hizo el traspaso del lote a la Provincia, que era uno de los pasos administrativos necesarios para avanzar. Ahora, la Provincia debe formalizar la autorización a la empresa para que comience los trabajos.

Cuando se le preguntó por qué demoró tanto el proceso administrativo, Bullaude respondió: “El cambio de indicadores urbanísticos llevó nueve meses”. Indicó que la inscripción de la tierra en Catastro de la provincia y en el Registro de la Propiedad Inmueble demandó otras semanas.

“Río Negro” consultó al intendente Gustavo Gennuso si había una fecha de inicio de la obra. Respondió que sí, pero no quiso dar información. “No lo voy a decir porque ya dijeron ustedes que no se construye. Averigüen ustedes”, respondió molesto.

Bullaude aseguró que ya “se conformó la comisión” que hará el seguimiento del proyecto. Está integrada por gente del municipio, de Provincia y de la empresa.

Además, agregó que hasta el momento “no hay ninguna presentación de la empresa”. Pero sostuvo que en la última reunión de la comisión hubo representantes de la concesionaria de las salas de juego.

La terminal de ómnibus es la primera imagen que Bariloche ofrece a miles de personas que arriban todos los días. Y los problemas son los mismos desde hace muchos años.

Por eso, cuando se anunció en enero de 2017 el proyecto para construir la nueva terminal de la ciudad, hubo expresiones a favor de la iniciativa. El compromiso formó parte del acuerdo que el gobernador Alberto Weretilneck cerró con la empresa Entretenimientos Patagonia SA, para la ampliación de la concesión de las salas de juegos en Bariloche, El Bolsón y en Ingeniero Jacobacci. El contrato se acordó por 15 años.

Weretilneck encabezó el acto oficial, junto al interventor de Lotería de Río Negro, Luis Ayesterán y el presidente de la empresa dueña de los casinos, Exequiel Badaracco, que comprometió una inversión de 3.633.500 dólares, en un plazo de 18 meses. Exhibieron imágenes del anteproyecto y hubo sonrisas para las fotos.

Un año después, hubo pocos avances. En el predio de 3 hectáreas donde se proyecta construir la terminal, ubicado en la avenida Esandi sólo hay pinos, rosa mosqueta y abundantes arbustos.

¿Qué dice

el decreto?

“La obra de la nueva terminal de San Carlos de Bariloche es uno de los principales anhelos de esa comunidad, que se ha vuelto acuciante en los últimos años como producto de un significativo incremento en la demanda de traslado de pasajeros que responde al crecimiento demográfico y a una mayor actividad turística en la región”, dice el decreto 43 que el gobernador Alberto Weretilneck firmó el 17 de enero de 2017.

Esa norma prorrogó el contrato de concesión de las salas de juego a la empresa Entretenimientos Patagonia SA hasta el 25 de enero de 2032.

El inciso segundo del artículo 3 del anexo del decreto establece como obligación de la empresa la construcción de una Terminal de Ómnibus en Bariloche, “debiendo acreditar ante el concedente la disponibilidad, ubicación física, designación catastral y demás datos que individualicen el inmueble, como así también los estudios técnicos que permitan construir dicha terminal en ese lugar”. El decreto indica que el costo total de la obra de la terminal, que asciende a 3.633.500 dólares y “será totalmente financiado por el concesionario”. La norma prevé que la Terminal se construirá en 18 meses “computados desde la entrega del terreno al concesionario”.

“¿Cómo una ciudad tan importante, turística, tan promocionada puede tener esta terminal? Me pareció muy pobre”,

Señaló Graciela Quijano, una turista que recién había llegado de Santa Fe.

El dato