Restricción horaria, una medida apropiada

La adicción al juego afecta a jóvenes y adultos aunque el límite horario al casino tuvo un efecto positivo que merece destacarse.

“Lamentablemente, uno pide ayuda cuando ya tiene la soga al cuello”, coinciden en el grupo de Jugadores Anónimos que comenzó a funcionar nuevamente a inicios de junio.

Todos los lunes en la librería de la parroquia Inmaculada Concepción, en la calle Elflein 522, personas adictas al juego se reúnen durante una hora y media. El grupo es coordinado por Gabriel que desembarcó en Bariloche ocho años atrás y se define como “un jugador compulsivo en vías de recuperación”.

“No soy un profesional y no trabajamos con psicólogos ni con psiquiatras. Este grupo de Jugadores Anónimos se creó en 1957 en Estados Unidos y fue creciendo. Yo participé durante seis años en un grupo en Olivos, en Buenos Aires, hasta que me vine a Bariloche”, resumió Gabriel que hoy tiene 32 años pero se inició en el juego con tan solo 15.

Señaló que la ludopatía va más allá de lo económico. “Muchas veces, hay problemas en el trabajo, en la familia, uno está mal y empieza a jugar. Ya sea por soledad o por cualquier problema. Uno juega más allá de lo económico. Perder la plata es lo de menos. El problema es el resto: la desconfianza, las parejas, las familias. Cuando uno deja de jugar, la plata aparece con solo hacer una vida normal”, expresó.

El año pasado, este hombre decidió encabezar un grupo de autoayuda para adictos al juego con el aval de Jugadores Anónimos de Buenos Aires, una organización sin fines de lucro. Sin embargo, funcionó solo 4 meses por la falta de compromiso de los asistentes.

Con la mira puesta en volver a encauzar los encuentros y sostenerlos en el tiempo, el grupo se retomó hace seis lunes de 19 a 20.30 ya con seis asistentes.

“No hay una cabeza. En este momento, yo lo llevo adelante por la experiencia de haber participado en un grupo. En agosto, vienen a capacitarnos. No solo tenemos los encuentros de los lunes, tenemos un grupo de whats app donde estamos permanentemente conectados y nos brindamos contención”, confió Gabriel.

“Solo por hoy no voy a jugar” es el lema del grupo, al igual que los adictos a las bebidas alcohólicas o a las drogas. La pretensión es focalizarse en el día a día aunque siempre con la contención del grupo.

Aseguran que “no hay claves” para revertir la ludopatía. Pero sí, lo primero es reconocerse a uno mismo como adicto al juego.

Gabriel reconoció que estuvo seis años en recuperación en Buenos Aires pero al establecerse en Bariloche, sin contención, reincidió en el juego. “Fue difícil pero con mucha fuerza de voluntad y con una ayuda de mi pareja, me excluí del casino. Ahora, llevo seis años sin jugar pero sé que es un día a día”.

Daniel, de 59 años, lleva siete meses sin acudir a una sala de juego. “En apariencia parece poco pero me desborda la felicidad”, reconoció.

“Estaba en una situación delicada de juego y deudas. El juego te va destruyendo de a poco. Acudí al grupo y Gabriel es un tipo muy predispuesto a ayudar. Un gran líder. Al tener todos el mismo mal, la misma enfermedad, podemos comprender al otro sin juzgarlo. Escuchamos a los compañeros cómo van, si hubo recaídas”, comentó Daniel.

Por lo general, coinciden, el momento en que se pide ayuda es “cuando ya se toca fondo” y comienzan a resentirse las relaciones personales. “Uno cree que lo puede solucionar solo. Pero es un círculo vicioso: cuando perdés, jugás para recuperar; cuando ganás, querés seguir ganando”, acusó Daniel.

La falta de motivaciones

Todos coinciden en los pros y contras de una ciudad como Bariloche. Un gran paso se dio en el 2007 cuando, pese a las reticencias, el Concejo Municipal aprobó una ordenanza para restringir el horario de las salas de juego en la ciudad que hoy abren a las 14, en lugar de las 10.

La deuda pendiente es la falta de espacios recreativos para los adultos que termina convirtiendo a las salas de juego en un lugar de encuentro.

“Bariloche tendrá unos 200.000 habitantes, con que el 1% sea jugador -unas 2.000 personas- es un montón. Lo positivo es acá que las salas no están abiertas las 24 horas como en otras ciudades”, expresó Gabriel aunque advirtió: “En el casino proponen muchísimas actividades para atraer gente y de repente, uno se da cuenta que no puede salir”.

Daniel coincidió en que “llega un momento en que el problema se vuelve ingobernable”. “De pronto, empezás a ver que tu vida se deteriora no solo en lo económico. Pero socialmente te destruís”, relató y continuó: “Te das cuenta que estás en el horno pero por vergüenza, por orgullo, pensás que vos lo podés solucionar. Te mentís y a la semana siguiente, algo te vuelve a detonar y jugás otro cachito, como cuando el alcohólico toma un traguito nomás. Esos cachitos te llevan a una bola de nieve”.

Los especialistas en el tema coinciden en que los jugadores compulsivos son “mentirosos compulsivos”. “Yo vivía con mis padres y les he sacado plata para jugar. En ese momento, tomé conciencia. He ido a jugar sin plata porque hay gente que vos conocés y así como en su momento, vos los bancás, ellos también te bancan”, planteó Gabriel al tiempo que invitó a participar del grupo.

“Las puertas están abiertas, continuó, nadie está para juzgar sino para ayudar. Lo importante es no tener miedo y mejor agarrarlo a tiempo porque después se toca fondo. Esto es como una consulta al médico: mejor atacar el problema cuando la enfermedad recién comienza”.

En el sitio www. jugadoresanonimos.org.ar se obtiene información de interés con servicios, contactos y lugares de contención en ciudades del país.

“Al grupo concurrimos exjugadores que hablamos de nuestros problemas: de lo que significa el juego y lo que nos pasa”.

“Un jugador se vuelve mentiroso. Por eso es importante la sinceridad sobre todo: si jugué, tengo que decirlo.”

“Recuerdo la época en que el casino abría a las 10. Antes de esa hora, había gente haciendo fila y alguna vez lo hice para agarrar una máquina. También vi gente a las 2 de la mañana sin un mango para volver a su casa. En lo más íntimo de mi, agradecí cuando acotaron el horario”, planteó Daniel.

El debate tomó más de un año pero la iniciativa del concejal Andrés Martínez Infante para restringir la actividad del casino local finalmente fue aprobada y contó con el respaldo del gobierno provincial.

La finalidad, argumentó en su momento el concejal del partido Encuentro de los Rionegrinos, fue “evitar que se estimule la adicción al juego, en particular entre la gente de menores recursos, ya que se ha constatado que por esa causa se verifican serios problemas de jóvenes en riesgo y violencia familiar”.

La propuesta fue respaldada por las juezas de Familia, Marcela Trillini y Marcela Pájaro que, ya en ese entonces, advertían que “en diversas causas de violencia familiar y niños y adolescentes en riesgo, existe una cierta incidencia de cuestiones referidas al juego en los casinos locales”.

“No es solo las salas de juego. También están las casas de quiniela. Internet es una adicción que arranca a temprana edad”.

Gabriel, coordinador del grupo de Jugadores Anónimos.

“En base a eso, a la persona se le hacen sugerencias para ver cómo puede superar el trance y saber que es solo una recaída.”

Daniel, una de las personas que intenta recuperarse de su adicción al juego.

Datos

En el sitio www. jugadoresanonimos.org.ar se obtiene información de interés con servicios, contactos y lugares de contención en ciudades del país.
“Al grupo concurrimos exjugadores que hablamos de nuestros problemas: de lo que significa el juego y lo que nos pasa”.
“Un jugador se vuelve mentiroso. Por eso es importante la sinceridad sobre todo: si jugué, tengo que decirlo.”
“No es solo las salas de juego. También están las casas de quiniela. Internet es una adicción que arranca a temprana edad”.
“En base a eso, a la persona se le hacen sugerencias para ver cómo puede superar el trance y saber que es solo una recaída.”

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