Barilochenses denuncian a una financiera porteña

Unos 200 vecinos de la ciudad habrían depositado sus ahorros en una consultora.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El cónsul honorario de Rumania en esta ciudad y otros residentes serían algunos de los afectados por una supuesta millonaria estafa que investiga el fiscal federal Guillermo Marijuan, en Buenos Aires. Unos 200 barilochenses figuran entre las 11.000 personas que invirtieron alrededor de 300 millones de dólares en lo que podría ser el mayor escándalo financiero de las últimas décadas.

La representante local de la consultora investigada, Curatola y Asociados, «Grupo Sur Inversiones», cerró sus oficinas y en el portero eléctrico colocó un cartel indicando su desvinculación de la firma porteña.

La titular de la financiera local, que también operaba en Bolsa, Alicia Alsua, es una ex empleada de la DGI que no responde el teléfono celular. Opera desde hace cuatro años en la ciudad, primero en un edificio sobre Avenida Belgrano al 180 y actualmente en una vistosa oficina en el primer piso de Morales 483. No obstante, en el edificio indicaron que «hace una semana la oficina está cerrada».

En Bariloche habría unos 200 damnificados, varios de ellos trabajadores que depositaron todos sus ahorros. También habría empresarios, uno de los cuales habría invertido un millón de dólares.

Según relató el diario «Clarín», la historia empezó en plena crisis de 2001, cuando el vendedor de seguros Eugenio Curatola, de 42 años, vio la oportunidad de empezar a operar en el mercado financiero internacional. Con sólo 20 clientes formó «Curatola y Asociados» para asesorarlos en inversiones con brokers del exterior. Al poco tiempo el negocio explotó y sumó centenares de clientes. Algunos habrían visto una oportunidad de sacar dinero del país en tiempos de corralito. Otros habrían llegado por la desconfianza hacia los bancos argentinos.

La empresa abrió representaciones en varios lugares del país, especialmente en la provincia de Buenos Aires, al tiempo que se vinculó con el broker estadounidense FXCM.

Los clientes depositaban su dinero con un modelo cerrado a uno o dos años (con mínimos de 50.000 dólares) y un modelo abierto, desde 5.000 dólares. Se ofrecían elevados intereses (hasta el 100%) y el negocio se podía controlar por internet , ya que el fondo de inversiones tuvo sucesivamente sede en las Islas Vírgenes Británicas, un banco de las Bermudas y una empresa con sede en Panamá.

El ingeniero Jesús Miguel Marinescu, cónsul honorario de Rumania en esta ciudad, presentó una denuncia por estafa en la fiscalía de Marijuan el 2 de noviembre. Fue uno de los primeros y reclamaba 500.000 dólares. Seguidamente, al abogado Miguel Angel Pierri presentó otras 32 querellas, por unos 32 millones de dólares, en los juzgados de Instrucción 3, 26 y 41.

Marijuan allanó las oficinas de Curatola y su casa en el country Abril (d Hudson) donde halló 11.000 contratos por unos 300 millones. También pidió la indagatoria de Curatola, su mujer y sus socios, todos los cuales se encontrarían en Miami. Según consignó el diario «Clarín», en esta semana se presentarían otras 471 demandas por 262 millones.

«Río Negro» habló con Marinescu, quien se encuentra actualmente en Buenos Aires, y aseguró estar «muy deprimido por semejante estafa». Afirmó «estar enfermo» y muy mal anímicamente. Declinó revelar detalles de sus inversiones en el grupo ya que dijo «la investigación judicial recién está en sus inicios y rige el secreto del sumario». Negó que el dinero esté vinculado con la embajada rumana. Reconoció conocer al Grupo Sur y también a Alicia Alsua, de quien estimó «también podría haber sido perjudicada».

El lunes, Alsua aseguró al diario «El Cordillerano» que se desvincularon de la Curatola «tal como lo hicieron diferentes consultoras del país, al advertir que los manejos de dinero no eran los mejores».

Plata dulce

Por la información que ha trascendido, la forma en que se habrían captado los fondos de miles de argentinos es todo un clásico en el país: se ofrecen tasas de interés increíbles en moneda extranjera. En primer término se pagan intereses y capital, pero en un momento la rueda se corta, con el consecuente resultado.

Esto habría pasado con Curatola, quien a fines del 2003 cambió de broker y devolvió inversiones a muchos clientes. «La gente venía retirando dinero, eso dio confianza», justificó el abogado Miguel Angel Pierri, que defiende a 471 ahorristas. «Se prometían rendimientos del 100%. Había tanta confianza que los depósitos de Bermudas subieron 350 millones de dólares en un año», aseguró.

No obstante, a partir de mayo de este año ya nadie más cobró. Por internet, los inversores veían que la ganancia aumentaba y se les prometía que la operación se normalizaría. A fines de setiembre la Unidad de Información Financiera, que funciona en el Ministerio de Justicia, denunció a Curatola por lavado de dinero.

A partir de noviembre, comenzaron los reclamos judiciales y el fabuloso negocio se terminó. (AB)


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