«Basta ya» desde las aulas

“Tras mi experiencia como profesor en el País Vasco, he quedado convencido de que nuestros males presentes- por no hablar de los futuros- provienen de la educación perversa que a tantos y tantos futuros ciudadanos vascos se les ha dado desde la primera enseñanza hasta el final de los estudios universitarios. La saña de los jóvenes vándalos urbanos que hoy apalean a viandantes desafectos, queman autobuses y destrozan cabinas telefónicas en el País Vasco no es genética, ni fruto de la opresión que ven a su alrededor (han nacido y crecido en la autonomía más libre de Europa), ni consecuencia del paro, la marginación o la droga sino estrictamente ideológica: les ha sido inculcada por las personas que debieron educarles, muchas de las cuales ahora se escandalizan de sus desmanes…” Fernando Savater, ( Contra las Patrias)

Hay libros- brújula. Están allí, para orientarnos, marcándonos un metafórico norte en tempestuosas reflexiones. Uno de esos libros es “Contra las Patrias”, de Fernando Savater. Un texto fundamental para echar luz al nacionalismo como ideología, en general, y al “problema vasco” y su nacionalismo llevado al extremo etarra, en particular.

Un texto que fue tildado de panfletario y que el mismo Savater admite, es su libro más comprometido, “Allí me comprometo en el doble sentido: tomo partido y me pongo en un brete”.

El filósofo y co-fundador de la plataforma cívica contra ETA «Basta Ya», asume sin miramientos el riesgo de pensar diferente, de ir hasta el corazón de la idea que subyace y se exacerba en el terrorismo vasco: el nacionalismo.

Así, con la reflexión sistemática alrededor de esta idea, firma, una y otra vez, su propia sentencia de muerte. Desde que rompió la tregua en 1999, ETA retomó el camino sangriento. En su mira hay una interminable lista de intelectuales, aquellos que se esfuerzan por poner al desnudo los resortes del pensamiento que intentan sostener las prácticas del terror. Entre ellos, Savater.

Un 20 % de la población vasca respalda a la organización y buena parte de esta cifra está representada por una nueva tropa, los “Cachorros”. El recambio generacional va tomando la posta en una larga historia que lleva cuarenta años, marcando el fracaso de toda una generación para resolver el dilema moral, de la alteridad y de la violencia.

El mundo radical que nació en la lucha contra la dictadura franquista. Pero Franco murió hace 25 años, el país vasco es políticamente autónomo, pero la lucha se perpetúa en las nuevas generaciones. ¿Qué quiere ETA, por qué luchan los “Cachorros”?

Savater advierte que en este juego de la violencia donde el Estado y una minoría han sido incapaces de encontrar la salida racionalmente consensuada al conflicto, se resiembra la semilla del odio, pese a que las condiciones objetivas que la justificaban hayan desaparecido.

Fernando Savater, nacido y criado en el País Vasco, pero emigrado a Madrid en la adolescencia, a diferencia de los que deciden el exilio, vuelve como profesor a la Facultad de Filosofía en San Sebastián. “Me pareció una postura más honrada que seguir siendo un abertzale de salón en Madrid. Además, explicar que la ética es búsqueda de la comunicación racional y rechazo de la violencia me parece una tarea más acuciante en mi tierra que en otros lugares, pues la perdición y regeneración de Euskadi depende de esa juventud cada vez más deseosa de saberes y más harta de consignas. Allí he podido constatar las grotescas limitaciones de la idea nacionalista de la vida universitaria, pero la más dolorosa de mis constataciones ha sido la del miedo reinante en Euskadi …”

“Contra las patrias” nace en esta experiencia. El filósofo se vincula a la tradición libertaria y, por tanto, centra sus mayores preocupaciones en la relación entre el Estado y la sociedad, en las sujeciones a las que obliga el primero. Y en estos espacios busca el significado de las nociones “nación” y “patria”, términos que constituyen, en cada pueblo, dispositivos de homogenización. Sentimientos madre de los conflictos de todo aquel que resista, como las minorías étnicas .

Pero qué sucede, se pregunta, que estas minorías en pos de la defensa de su identidad, reproducen en miniatura, aquello que quieren combatir. “Al identificarse como tales, adoptan de inmediato todas las rigideces bélicas de autoglorificación y denigración” que impone el que domina. “He tropezado con las paradojas y con las esclavitudes de lo que quiere ser lucha por la libertad. Mi experiencia en este terreno me ha convencido dolorosamente que allí donde parece al alcance de la mano la salvación, bosteza también el abismo más peligroso.…”

El “nacionalismo” y el “patriotismo” como una de sus formas de expresión son asuntos de tal complejidad que ameritan una reflexión serena y continua, ya que las vamos resignificando a lo largo de nuestra vida.

Pensemos en nuestra propia historia. Para quienes vivimos nuestra niñez o adolescencia durante la última dictadura militar argentina, todo lo que se asocie a lo nacionalista, a símbolo patrio, a un “nosotros excluyente”, opera como un “link” directo a lo militar, a terrorismo ejercido desde el Estado, a exceso; y casi inevitablemente, sobre la base de aquella experiencia, tendemos a solidarizarnos con la minoría oprimida, a acompañar al que piensa diferente. Preguntarse por el derrotero sangriento de ETA, para muchos de nosotros entraña esta dificultad, por eso Savater es un buen guía de ruta, para ir con preguntas como: ¿ETA quiere lo mismo que Franco?¿ Todos los ultranacionalistas quieren lo mismo y por el mismo camino? Un texto útil para comprender que el patriotismo exacerbado, esa especie de religión profana, tiene un mismo dios, una misma biblia, y un mismo castigo.

Susana Yappert


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