Bendito salvavidas sojero

En el último trimestre, la entrada de divisas cerealeras creció un 42% interanual.

PANORAMA NACIONAL

A pocos días de terminar el año, el ministro de Economía, Axel Kicillof, podrá brindar con la satisfacción de haber logrado algo para muchos impensado: en el último trimestre del 2014, el ingreso de divisas por la liquidación del remanente de la cosecha alcanzó, hasta la segunda semana de diciembre, los 4.227 millones de dólares.

La cifra es un 42% mayor a la registrada en el mismo período del 2013. Cuando a fines de septiembre se anunció el acuerdo entre Economía y las cerealeras para que éstas liquidaran 5.700 millones de dólares antes de fin de año, pocos analistas eran optimistas respecto del resultado.

El tiempo termina dando la derecha al joven ministro. Finalmente el 2014 se habrá ido sin que el mercado haya torcido el brazo de Kicillof respecto del tipo de cambio.

Los pronósticos de quienes vaticinaban un dólar oficial por encima de los 10 pesos para fin de año quedaron desdibujados. Desde el 22 de enero último, cuando la cotización oficial saltó un 17% alcanzando los 8 pesos, el valor de la divisa avanzó apenas un 6,5%.

Sabe Kicillof que la decisión de utilizar el tipo de cambio como ancla nominal de la economía tiene serios costos en materia de competitividad. Pero en el seno del gobierno evalúan que los costos de un menor volumen de comercio serán menores, en términos políticos, que una espiral de precios y costos.

La decisión política de atrasar el tipo de cambio se sustenta en el pequeño “colchón” de divisas que el gobierno consiguió en los últimos meses del año mediante el acuerdo con las cerealeras y los swap de monedas con el Banco de Francia y el Banco Central de China, que dejaron las reservas del Banco Central (BCRA) virtualmente en el mismo valor que hace un año. El desafío que deberá enfrentar Kicillof en el 2015 será encontrar financiamiento genuino. El acceso al crédito externo está vedado para la Argentina en el contexto actual, lo que quedó demostrado con la fallida propuesta de canje para el Boden 2015.

Está claro que en un año electoral difícilmente se reduzca el gasto y que la única fuente de recursos seguirá siendo la emisión, lo que tarde o temprano impactará en los precios. La clave será entonces saber cuánto tiempo dura la decisión de no devaluar. (Redacción Central)

Redacción Central


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