Bicicletas que andan bajo el agua en cálidas piscinas

“Aquaspinning” es la novedosa experiencia que incorporó el mes pasado el club Alta Barda de Neuquén. La actividad es recomendada para atender algunos problemas de salud.

Yamil Regules

NEUQUÉN (AN).- Desde el mes pasado la ciudad de Neuquén se convirtió en la segunda localidad de la Patagonia en contar con un centro destinado a la práctica del aquaspinning, una disciplina en la que a través de bicicletas sumergidas en una piscina climatizada se puede practicar de una actividad física tan intensa como aconsejable para las personas con problemas de salud. En el club Alta Barda de esta capital se dictan desde abril clases de aquaspinning, una especialidad que combina la exigencia de las bicicletas fijas con las cualidades del agua tibia de una piscina y la incidencia que el líquido tiene en la exigencia de cada ejercicio. “Hace mucho tiempo que queríamos dar estas clases pero los equipos son costosos y por eso tuvimos que esperar, pero desde hace un mes que nos sumamos a esta actividad que sabemos que hasta el momento en toda la Patagonia sólo se dictaba en Comodoro Rivadavia”, detalló la instructora del centro, Viviana Lafille. La docente detalló que “nos sorprendió lo rápido que se llenaron los cupos y por eso ya encargamos más bicicletas” y agregó que “entre los alumnos tenemos desde una señora de más de 70 años, una mujer que vino porque fue recientemente operada de la rodilla”. Agregó que hay algunos hombres que se animan al desafío adicional que implica el agua y varias de las alumnas de aquagym también se sumaron. Lafille destacó que “esta disciplina es excepcional porque permite ejercitarse sin problemas adicionales a personas que estén recién operadas o que por ejemplo tengan hernia de disco o embarazadas, porque además el calor del agua hace un efecto kinesiológico”. La instructora detalló que “las bicicletas son especiales, anticorrosivas, y para poder tomar las clases es necesario además contar con algún calzado con suela porque las bicis tienen pedaleras” y agregó que “es igualmente una práctica segura porque se realiza con el agua hasta el nivel del hombro de forma de evitar impactos negativos en alguna parte de la columna”. En tanto que Lafille remarcó que “esta es una práctica que faltaba en la zona porque atiende a pacientes específicos, siempre con la orden de ejercicio o certificado de un médico, pero también es una actividad de alta quema calórica porque por cada clase se pueden quemar entre 500 y 1.000 calorías ya que al ejercicio por grupos musculares, e incluso de brazos a través de los remos, se agrega la fuerza que ejerce el agua en el cuerpo”, fue más allá la instructora.

La capital neuquina es la segunda ciudad patagónica que cuenta con esta alternativa. Sirve para relajarse y para quemar calorías.


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