Biggs se entregó tras 35 años de estar prófugo

Junto a trece cómplices protagonizó en 1963 un robo casi perfecto. Lo condenaron a 30 años, pero escapó a los pocos meses. Tuvo un hijo en Brasil, por lo que no podía ser extraditado.

RIO DE JANEIRO (Télam).- Ronald Biggs, el cerebro del denominado «robo del siglo» al tren postal Glasgow-Londres en 1963, abandonó ayer Río de Janeiro en un jet privado que lo llevará a Londres, donde terminará de cumplir una condena de 30 años tras permanecer más de 35 prófugo de la Justicia.

Biggs, de 71 años, puso ayer fin a su fuga de tres décadas y media y a sus 31 años de autoexilio en Brasil, país en el que se refugió tiempo después de evadirse de prisión en julio de 1965.

El «asaltante del siglo», que sufre las secuelas de dos hemorragias cerebrales y está muy disminuido físicamente, fue trasladado en silla de ruedas a la terminal y abordó a las 17.16 un jet contratado especialmente para la ocasión por el tabloide sensacionalista inglés «The Sun».

Antes de llegar a Londres hoy a la mañana, la aeronave hará una escala técnica en la Isla de la Sal, en Cabo Verde, tras lo cual reanudará el viaje rumbo a Reino Unido, un trayecto que en total demandará unas 13 horas de vuelo. Antes de embarcarse en el jet, la policía brasileña invitó a Biggs a firmar una declaración afirmando que sale de Brasil por su propia voluntad, ya que la justicia brasileña decidió que no puede ser extraditado.

El abogado en Brasil del legendario asaltante, Wellington Mousinho Lins dos Santos, dijo que debía exigirse a su cliente esa declaración como una prueba de que mantiene sus capacidades mentales.

El famoso ladrón llegará a Londres hoy para cumplir los 28 años que le quedan de una condena de 30 por el robo del tren postal. En el aeropuerto de la capital británica, Biggs se pondrá a disposición de los agentes de Scotland Yard que lo buscan desde 1965.

En 1963 Biggs saltó a la fama por ser el «cerebro» de una banda de quince hombres que asaltó el tren de Glasgow (Escocia) y se apoderó del equivalente en la actualidad a más de 70 millones de dólares. Pero su celebridad también se debe a la forma en que eludió a la policía durante tantos años. El ladrón fue localizado en Río de Janeiro en 1975 por el detective inglés Jack Slipper, pero la inexistencia de un tratado de extradición, en un principio, y su paternidad de un niño brasileño, posteriormente, impidieron que Londres lograra tenerlo nuevamente bajo su órbita.

A salvo de las autoridades inglesas por el nacimiento de su hijo brasileño, Mike, que en la actualidad tiene 26 años, Biggs se estableció legalmente en Río de Janeiro y prácticamente se convirtió en una atracción turística viva en el centenario y bohemio barrio de Santa Teresa.

En los últimos años, el ladrón sobrevivió gracias a su fama, ya que cobraba por participar en anuncios publicitarios o por ser visitado por turistas.

La legión de fotógrafos, cámaras, reporteros y curiosos que esperaron ayer a Biggs en el aeropuerto internacional de Río de Janeiro impidió que el ladrón, que vestía un sombrero «Panamá» y una camisa con la estampa de «The Sun», se despidiera de los cariocas.

Para evitar el tumulto, la Policía Federal brasileña trasladó a Biggs a un lugar desconocido del aeropuerto, donde tuvo que firmar la declaración para abandonar el país por su «libre y espontánea voluntad», en presencia del cónsul británico.

70 millones de dólares sin disparar un solo tiro

RIO DE JANEIRO (Télam).- El 8 de agosto de 1963, Biggs y sus 14 cómplices robaron en 28 minutos 2.600.000 libras esterlinas, el equivalente a más de 70 millones de dólares en la actualidad, del tren postal que fue detenido en plena madrugada en medio de un campo, a unos 60 kilómetros al noreste de Londres.

El maquinista observó un semáforo en rojo inhabitual cerca de un puente y detuvo el convoy, tras lo cual se bajó para llamar a la estación vecina y pedir explicaciones.

En ese momento, dos hombres encapuchados lo detuvieron y lo llevaron de vuelta a la locomotora, donde otro grupo de asaltantes habían golpeado y reducido a su colega, el único herido durante el asalto en el que no hubo ni un solo disparo.

Maniatados, los dos maquinistas presenciaron con impotencia el robo de los 17 sacos llenos de billetes, que fueron cargados en un camión que se encontraba oculto y estacionado al lado de la vía. En ese vehículo fugaron.

Casi perfecto

Los ladrones, entre los que se encontraban un piloto de carreras automovilísticas, un abogado y un florista, escaparon y su único error fue dejar huellas dactilares en la granja donde se reunieron para repartirse el botín.

Casi todos los integrantes de la banda fueron detenidos en menos de seis meses y, tras un juicio que comenzó a principios de 1964, fueron condenados a penas que fueron de los 3 y a los 30 años de cárcel.

El «cerebro», Ronald Biggs, logró escapar de la cárcel el 8 de julio de 1965 y radicarse en Río de Janeiro.

De los 2,6 millones de libras esterlinas robados, la policía sólo recuperó 350.000 libras.


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