Blair se despide en medio de críticas y abucheos
Dio su último discurso ante los sindicatos . Defendió las guerras en Irak y Afganistán.
LONDRES (Télam/AFP).- Tony Blair recibió ayer una hostil despedida de los gremios británicos en su última aparición como primer ministro en una reunión de sindicatos, con una docena de asistentes que lo abuchearon y se retiraron del recinto en protesta por su gestión en el gobierno y en el Partido Laborista.
En su último discurso ante la conferencia anual de sindicatos, Blair enfrentó una oposición amplia aunque no muy descortés cada vez que reiteró su apoyo a la liberalización mundial de los mercados y sus posiciones sobre el conflicto en Medio Oriente, con frecuentes interrupciones de sus palabras por los asistentes.
También enfrentó protestas y denuncias por su plan de privatizaciones. Blair refutó a varios de los que lo interrumpieron y bromeó con otros, muchas veces con referencias a su larga relación con los gremios, un sector tradicionalmente importante para el laborismo pero actualmente en desacuerdo con su centrismo.
Pese a los abucheos, los silbidos y la retirada de una docena de sindicalistas en señal de protesta, Blair terminó su discurso con una defensa de su gestión, una semana después de ceder a una rebelión interna y anunciar que renunciará en un año, aunque sin precisar en qué fecha, como le exigían los laboristas díscolos.
«Para aquellos de ustedes que piensan que siempre se consigue un gobierno donde todo esté bien, pues no se consigue. Lo que sí se consigue es el progreso, si tenemos coraje y determinación para permanecer en el gobierno», dijo Blair, en el poder desde 1997.
El secretario general del Sindicato de Servicios Públicos y Comerciales, Mark Serwotka, dijo que el discurso de Blair fue «la actuación de alguien a quien le llegó la hora del retiro»,tras la conferencia, celebrada en la sureña ciudad balnearia inglesa de Brighton.
La relación de Blair con los sindicatos fue siempre tensa durante sus nueve años en el cargo.
Los gremios se oponen a las privatizaciones en el sector público impulsadas por el premier y a su negativa a reinstaurar derechos laborales perdidos durante el gobierno conservador de Margaret Thatcher (1979-1990).
En pancartas y a gritos, varios sindicalistas exigían la retirada inmediata de las tropas británicas en Irak y Afganistán. Blair respondió a los manifestantes: «Pueden tener en alto sus pancartas', pero los gobiernos democráticos de Irak y Afganistán necesitan a nuestras tropas».
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