Boca sigue perdido

Lanús logró en su cancha un indiscutido triunfo por 2 a 0 sobre Boca basado en su mejor producción en el último tramo del juego y dejó a su vencido lejos de pujar por el título en el torneo Clausura.

El partido fue malo casi siempre, pero el equipo de Gabriel Schurrer lo inclinó en su favor en los últimos veinte minutos en los cuales impuso una mejor disposición en la cancha, con valiosos aportes de Eduardo Ledesma y Diego Valeri, más el fundamental ingreso de Silvio Romero.

Boca esta vez no tuvo el desequilibrio de Juan Román Riquelme, artífice de las últimas dos victorias consecutivas. Esta vez Riquelme estuvo muy apagado.

La olvidable tarde de Boca se completó con la racha negativa que estableció Martín Palermo, quien ya lleva 813 minutos sin convertir un gol. Ante la anemia goleadora de Palermo, otra vez ingresó Lucas Viatri, aunque tampoco él pudo ser el salvador como ocurrió ante Estudiantes.

El primer tiempo fue muy mal jugado, sin prolijidad en el traslado por ninguno de los dos equipos, sin individualidades que marcaran alguna diferencia, y con muy poco trabajo para los arqueros.

Lanús fue mejor en el arranque porque fue más dinámico en la mitad de la cancha, lo que le permitió ganar las pelotas divididas y recuperar el balón muy metido en campo rival. Hacia el cuarto de hora, los volantes de Boca empezaron a afirmarse y le quitaron la pelota a los medios de Lanús, y entonces el partido se hizo parejo.

El comienzo de la segunda etapa no trajo mayores variantes, aunque Lanús ganó en agresividad con una mayor participación de Valeri. Agustín Marchesín (reemplazó a Caranta en el inicio del complemento) recién intervino sobre los 10, para controlar un cabezazo débil de Palermo, y después tuvo que exigirse por otro cabezazo de Caruzzo.

Cuando Lanús ya era neto dominador -sobre todo desde los 24 con el ingreso de Romero), Valeri estuvo a punto de abrir el marcador, a los 32, pero cabeceó desviado, y dos minutos más tarde llegó el 1-0 en una maniobra que armó Ledesma sobre la derecha. Este envió un centro, Cellay, falló, y Valeri, de zurda, venció a Lucchetti.

Desde entonces hasta el final, Boca no tuvo reacción y Lanús ganó confianza y seguridad, manejó el juego casi a voluntad y llegó al segundo gol sobre los 41, con un inapelable cabezazo de Hoyos.