Borges, el lector de historia

Por Gabriela Mayer

Jorge Luis Borges ha sido «el lector más importante de la historia de la humanidad», afirma el biógrafo Alejandro Vaccaro. «Que otros se jacten de las páginas que han escrito, a mí me enorgullecen las que he leído», decía el escritor argentino, de cuya muerte se cumplieron 15 años el jueves pasado.

Vaccaro, autor de «Georgie, 1899-1930», sostuvo que esto se refleja en la cantidad de antologías que preparó Borges ya desde su juventud. «Como lector y antólogo yo creo que Borges es insuperable», indicó en entrevista con la Agencia Alemana de Prensa (DPA).

«Georgie» es sólo el primero de tres volúmenes que Vaccaro proyecta para reconstruir la vida de uno de los escritores más citados del mundo. Vaccaro, quien dedicó varios años y viajes a la búsqueda de documentos, estima que a fin de año estará listo el segundo tomo de la biografía que comprenderá tres etapas.

«La primera hasta el año 30, que ya está publicada, son los años de formación, de estudio, de lectura, donde publica sus primeros trabajos. Después del «30 al «60 es la etapa de la consagración literaria, donde Borges -a partir de creo yo «Pierre Menard, autor del Quijote»- encuentra expresarse a través de una voz narrativa diferente y se consagra pero a nivel académico», explicó.

«Y a partir de los «60 renace en Borges la voz lírica que convive con la voz narrativa y aparece el hombre público, que empieza a viajar por todo el mundo. Ganó todos los premios posibles -a excepción del Nobel-, obtuvo el premio más importante de nuestra lengua que es el Cervantes».

El biógrafo recalcó que el autor de «El Aleph» aborda los temas más trascendentes: «La existencia, el tiempo y lo hace a partir de una estética que a mi juicio es una de las más puras y bellas de este siglo».

Con más de 2.000 libros de y sobre Borges y unas 200 cartas digitalizadas del escritor, Vaccaro se considera un coleccionista involuntario. «No me propuse serlo, sino que mi afán de lector un poco voraz, un poco perfeccionista, me llevó a ser coleccionista».

En un momento sintió la necesidad de leer toda la obra de Borges, y por entonces se enteró de que había tres libros casi inhallables, «Inquisiciones» (1925), «El tamaño de mi esperanza» (1926) y «El idioma de los argentinos» (1928), que el escritor no quiso reeditar.

«Eran «hijos» a los cuales Borges no quería reconocer. Eso generó en mí como una especie de incógnita», relató Vaccaro, quien finalmente logró hallarlos. «Después me propuse conseguir otros libros, y sin darme cuenta y sin querer un día miré mi biblioteca y me di cuenta de que era coleccionista».

El biógrafo describió su trabajo «como una suerte de pesquisa policial; uno toma una punta, un pequeño hilito y hay que empezar a tirar del hilo y buscar», en «un camino bastante arduo». Como por ejemplo para descubrir en qué colegio secundario había cursado sus estudios el escritor: «Tesoneramente logramos determinar que era el Manuel Belgrano. Fuimos al colegio y nos dijeron «mire, si Borges hubiera estudiado acá, alguien lo sabría».»

Finalmente se le permitió el acceso a una habitación cerrada hacía once años y después de varios días apareció allí el legajo de Borges. Entonces comenzó el rastreo de sus compañeros, entre ellos Roberto Godel, cuya hija guardaba el epistolario más antiguo del escritor.

«Ella tenía en su poder las cartas que Borges le había mandado a su padre en 1914/15/16, que nos dieron luz de una época casi oscura de la vida de Borges, que eran los años de Ginebra», señaló Vaccaro, presidente de la Asociación Borgesiana de Buenos Aires.

«Las cartas son un elemento importantísimo para el biógrafo», apuntó, ya que están escritas en el momento en que ocurrieron los hechos, no son recuerdos que estén sujetos al desgaste del paso del tiempo y además están escritas para la intimidad.

Vaccaro recientemente dio a conocer a la prensa unas 200 cartas de la madre de Borges. «Hablar de Leonor Acevedo es casi como hablar de Borges, porque vivieron juntos durante casi toda la vida. Esas cartas son reveladoras de la vida cotidiana de Borges, de los grandes ofrecimientos que tuvo en distintos gobiernos para ocupar cargos a los cuales siempre rechazó, lo único que aceptó fue ser director de Biblioteca Nacional».

El biógrafo admitió que inició su labor «desde la admiración» por el escritor, y que ese sentimiento se vio luego plenamente ratificado. «A lo largo de todo lo que he recorrido, de las investigaciones que he hecho, puedo decir además que Borges era un hombre ético», recalcó.

«El se definió a sí mismo como un ser literario, y yo creo que lo era», añadió Vaccaro, quien ha tenido una participación destacada en el Ciclo Borges 2001, una serie de actividades en el Centro Cultural Borges porteño que culminó el 14 de este mes, cuando se cumplieron 15 años de la muerte del autor de «Ficciones» en Ginebra, donde se encuentra enterrado. (DPA )


Jorge Luis Borges ha sido "el lector más importante de la historia de la humanidad", afirma el biógrafo Alejandro Vaccaro. "Que otros se jacten de las páginas que han escrito, a mí me enorgullecen las que he leído", decía el escritor argentino, de cuya muerte se cumplieron 15 años el jueves pasado.

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