Brasil: un debate poco visto sin un claro ganador

BRASILIA (AP/Télam).- El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y su adversario para las elecciones del 29 de octubre, el socialdemócrata Geraldo Alckmin, trataron ayer de capitalizar el agresivo debate televisivo de anoche, en un intento de atraer a votantes indecisos. Si lo lograron aún está por verse en las urnas, coincidieron analistas, ya que la audiencia no superó al 10% del electorado.

La victoria del choque frontal de los dos candidatos fue reclamada tanto por el Partido de los Trabajadores (PT) como por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), de Alckmin, que no se ahorraron críticas para sus rivales y elogios para sus aspirantes.»Nunca había visto a Alckmin tan firme y decidido a decirle a Lula todo lo que tiene que oir», dijo el diputado Antonio Carlos Pannunzio, del Partido Social Demócrata (PSDB).

Por su parte, Francisco Campos, secretario de Comunicación del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), afirmó que ahora el electorado «tiene más argumentos que nunca para diferenciar a uno y otro», con vistas a la segunda vuelta electoral del 29 de octubre. «Lula mostró firmeza y coherencia, y dejó claro que el discurso monotemático de Alckmin (sobre la corrupción) no se sustenta», dijo.

Según el Instituto Brasileño de Estudios Políticos (IBEP), «ninguno de los dos adversarios tuvo un desempeño claramente superior y tanto Lula como Alckmin explotaron vulnerabilidades evidentes del otro. Los escándalos en el caso del primero, y algunas políticas del gobierno Cardoso en el caso del segundo». Alckmin trató a Lula de «arrogante, irónico e irrespetuoso» y lo acusó de haber «huido» de los dos debates previos a la primera vuelta del 1º de octubre. Lula dijo que su adversario se limitaba a «adornar frases hechas», a las que contrapuso lo que considera éxitos de su gestión en materia de lucha contra la corrupción y de estabilización económica.

Pero lo cierto es que, según una relevamiento del instituto Ibope, el debate en la cadena Bandeirante tuvo una media de 14 puntos de audiencia, con máximos de 20 puntos, lo que indica que fue visto en 1,1 millones de hogares, que no llegan a concentrar ni el 10 por ciento del electorado brasileño.

Los debates «generalmente en Brasil no cambian el cuadro electoral…a menos que uno (de los candidatos) salga muy mal'', dijo Francisco Fonseca, de la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo.

«La mayor parte del electorado ya decidió…y no estoy seguro de que el debate los haga cambiar'', agregó. «El debate sirve para marcar el tono de la campaña…pero quien gane va a ser por un margen muy pequeño'' de votos, dijo en conversación telefó

nica Denis Rosenfield, profesor de ética política en la Universidad de Río Grande do Sul.

Otro dato significativo lo dio la encuesta de Datafolha del fin de semana pasado, que indicó que el 67% de los electores brasileños no modificarán su voto, cualquiera sea el resultado de los debates.

Esa misma encuesta mostró al presidente Luiz Inácio Lula da Silva con una ventaja para la segunda vuelta de siete puntos sobre su oponente, que se eleva a ocho cuando sólo se toman en cuenta los votos válidos. En el primer caso la diferencia era de 50 a 43 por ciento y en el segundo de 54 a 46.

El gobernador electo de Bahía, Jaques Wagner, del PT, confirmó, por una parte, la sorpresa del presidente por la agresividad de su oponente, según informó la cadena O Globo. Alckmin, por su parte, se defendió diciendo que no adoptó un tono agresivo y que apenas si tradujo «la indignación del pueblo».

La agenda de giras de los candidatos no está todavía lista, pero es probable que Lula enfatice en el sur y sudeste de Brasil, donde tiene que recuperar terreno, mientras que Alckmin ayer viajó a Minas Gerais para una reunión con el gobernador reelecto, Aécio Neves, una de las nuevas estrellas de la oposición