Bulimia y anorexia: triste, solitaria y delgada

Una investigación hecha en la Universidad del País Vasco analizó la influencia de algunos factores emocionales sobre los trastornos alimentarios. Los resultados podrían usarse para predecir estas enfermedades.

Los trastornos alimentarios son enfermedades muy graves, que cada vez afectan a más personas, sobre todo mujeres. Tienen repercusiones serias en lo físico, lo psicológico y lo social para los enfermos, e incluso pueden llevarlos a la muerte. Los más conocidos e importantes son la anorexia nerviosa y la bulimia.

La anorexia nerviosa comenzó a conocerse en la década de 1960 y se encuentra clasificada en el Manual Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM IV). Se caracteriza por el persistente deseo de mantener un peso corporal debajo de lo sanamente recomendable, el miedo a engordar, la falta de menstruación y la distorsión de la imagen corporal.

La bulimia esta definida en el DSM IV como la ingesta excesiva de alimentos en un corto período de tiempo, acompañada de una sensación de pérdida de control y de conductas compensatorias, como el vómito autoinducido, el abuso de diuréticos, de laxantes, del ejercicio físico y de pastillas adelgazantes.

Estas enfermedades afectan a siete millones de mujeres y a un millón de hombres en todo el mundo. En la actualidad, la bulimia tiene mayor incidencia que la anorexia: el 75% de las pacientes con patología alimentaria sufre bulimia y el 25% restante, anorexia. La prevalencia de la bulimia nerviosa entre las adolescentes y jóvenes adultas es aproximadamente del 1 al 3%, y entre los varones diez veces menor. La anorexia nerviosa es la tercera enfermedad crónica más común entre las mujeres adolescentes. Según las estadísticas, el 90% de quienes padecen anorexia y bulimia son mujeres de temprana edad, entre los 12 y los 25 años.

 

Argentinas, triste récord

 

En Argentina el porcentaje de quienes padecen estos problemas es tres veces mayor que en los EEUU. Argentina ostenta el triste récord de ser el segundo país, detrás de Japón, en padecer casos de jóvenes con bulimia y anorexia. Aproximadamente una de cada diez adolescentes padece una de estas enfermedades. Tal es el problema, que por ley, la obesidad, la bulimia y la anorexia fueron incorporadas al Programa Médico Obligatorio que deben cubrir las obras sociales.

En las últimas décadas se realizaron muchos avances en el estudio de estas enfermedades. La conclusión es que los orígenes de los trastornos alimentarios se deben a múltiples causas, en las que participan factores internos, como la insatisfacción corporal, y externos, como la presión sociocultural para tener un cuerpo delgado, que estimula la publicidad.

Pero, a pesar de los continuos avances, todavía quedan aspectos por explorar. Apenas se ha estudiado el papel que desempeñan las variables emocionales en el inicio de estos trastornos.

 

Emociones varias

 

El estudio realizado en la Universidad del País Vasco fue hecho para su tesis por Aitziber Pascual Jimeno, licenciada en Psicología y profesora de la universidad. En él participaron 433 mujeres: 143 con algún tipo de trastorno alimentario, y 145 en riesgo de sufrirlo.

La investigación se orientó a conocer si ciertas variables emocionales desempeñan un papel importante en el desarrollo de los trastornos alimentarios, y a conocer más afinadamente los perfiles emocionales, tanto de las mujeres en riesgo de padecer un trastorno alimentario, como de las mujeres que ya lo han desarrollado.

 

RICARDO GÓMEZ VECCHIO


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