Buscan dietas accesibles para desnutridos

La gente come lo que puede y no se fija en que los alimentos tengan los nutrientes indispensables, como hierro y calcio, que están presentes en la carne o en la leche.

La gente come lo que puede y no se fija en que los alimentos tengan los nutrientes indispensables, como hierro y calcio, que están presentes en la carne o en la leche.
Nutricionistas buscan elaborar dietas accesibles que contengan elementos básicos para la alimentación de los niños -como el hierro o el calcio- debido a que en los hospitales se nota que cada vez hay más chicos menores de dos años con baja talla y peso disminuido.

El impacto de la falta de nutrientes básicos en los niños se exhibe ya en el tercer mes de vida, cuando se registra una talla inferior a la normal, o al finalizar el primer año, cuando se produce una rápida pérdida de peso.

«Si ocurren estos dos episodios, estamos frente a un niño desnutrido y tenemos que evitar que esto pase. En los últimos tiempos se notó que los chicos, además de no tener una talla adecuada al tercer mes de vida, también evidenciaban una rápida pérdida de peso», dijo Marta César, jefe de la Unidad Cinco del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.

César, quien coordinará un simposio sobre «Impacto de la nutrición temprana en el crecimiento, el desarrollo y la salud futura», en el marco del XIV Congreso Argentino de Nutrición a realizarse en el Hotel Sheraton entre el 5 y el 7 de agosto próximo, expondrá allí sobre los avances en esta materia.

La nutricionista remarcó que debido a la situación de crisis que vive el país «la gente come lo que puede y no se fija en que los alimentos tengan los nutrientes indispensables, como hierro y calcio, que están presentes en la carne o en la leche».

Los cítricos, imprescindibles

Indicó que, entonces, los nutricionistas «debemos elaborar alguna dieta balanceada que contenga éstos y otros elementos fundamentales para el crecimiento, especialmente en los niños, y que pueda ser accesibles económicamente».

Por ejemplo, «los cítricos, que contienen muchas vitaminas (algunas de las cuales fijan el hierro y el calcio) ahora están baratos debido a la sobreoferta que hay en el mercado en estos meses de invierno, y es esencial que los aprovechemos; lo mismo pasa con el huevo, que es un alimento de alto contenido en proteínas, pero que muchas veces es desechado porque se supone que aumenta el colesterol», explicó.

Si hay plata para gaseosa, hay para un litro de leche

Además, «habría que hacer un uso más adecuado de los pocos recursos económicos con que se cuenta: si se tiene el dinero para comprar un litro de leche, que no se lo utilice para un litro de gaseosa para conformar el gusto de un chico», señaló César.

Con respecto a la ingesta de hierro, la médica indicó que «si la madre amamanta a su hijo al menos durante los primeros seis meses, ya está asegurada la proporción de este elemento que el chico necesita para crecer».

«Lo que sucede ahora es que algunas madres, quizás por falta de tiempo, no están incentivadas para dar el pecho a su hijo, o también puede pasar que no tenga en su organismo los nutrientes necesarios debido a que ella misma está mal alimentada, y entonces, por más que amamante, no nutre bien a su bebé», sostuvo.

César puntualizó que «también hay dificultades para lograr una lactancia exitosa porque muchas madres son adolescentes y por lo tanto no tienen conciencia de lo que ello significa. Es tarea de toda la sociedad poder hacer que estas mamás ejerzan una buena lactancia».

Precisó también que cuando no existe conciencia sobre la lactancia «es el médico el que debe proporcionar a un chico los alimentos suplementarios adecuados para reemplazar el hierro que no recibe en esos dos primeros años de su vida, pero muchas veces esto tampoco pasa y se ven a niños con menos talla que la normal».

El impacto de la falta de nutrientes a edad temprana «hace que el niño, en la edad adulta, esté más propenso a contraer enfermedades, como la hipertensión, la diabetes tipo dos (adulta), y los trastornos por acumulación de lípidos como la colesterolemia», refirió César.

Cuidado con los adultos, también

La deficiencia de hierro en los niños, si no es tratada a tiempo, puede traer como consecuencia la posibilidad de que no adquiera las habilidades y el desarrollo cognitivo intelectual adecuado. Pero no sólo en los niños se focaliza la atención de los nutricionistas: las personas adultas, que antes se atendían por una obra social o tenían una prepaga, van ahora al hospital público «y allí notamos que están mal alimentadas, a veces no porque no tengan con qué comprar, sino porque no tienen una dieta variada, lo cual también puede generar inconvenientes en su salud».

Esta situación «no se da en un lugar específico, pero se evidencia en los grandes cinturones urbanos, porque la población es migratoria. Cada vez hay nuevos asentamientos y gente que viene en búsqueda de trabajo; por lo que hay cada vez más dificultades de detectar patologías de mala alimentación». «En los asentamientos -añadió la médica- los comedores de los centros barriales cumplen la función de asistir con alimento, pero muchas veces la dieta no es variada, lo que genera aburrimiento y ganas de no comer en los niños, por lo que los nutricionistas trabajamos junto con ellos para buscar alguna dieta balanceada».

En este sentido, explicó que «cuando se hacen donaciones a estos comedores, es mejor pedirle a la gente que traiga leche en polvo en lugar de yerba, para poder tener una dieta más variada y de un mayor contenido proteico».

La misión de los nutricionistas es confeccionar dietas que satisfagan al menos «el 70 por ciento de las necesidades alimenticias, porque un chico desnutrido es difícil de recuperar desde el punto de vista clínico, aunque esto va a depender del momento en que se lo trate, y de hecho, cuanto antes mejor», agregó Marta César.

El 48% de los menores de 2 años son anémicos

La falta de hierro en niños menores de dos años se traduce en anemia, una enfermedad que es padecida por el 48 por ciento de los chicos de esa edad en el conurbano bonaerense y también por una de cada cinco mujeres al comienzo de su embarazo, según datos de UNICEF.

En los niños menores de 2 años la anemia provoca bajos resultados en las pruebas de desarrollo intelectual, mientras que en los adolescentes y adultos causan apatía y menor capacidad de trabajo físico.

La anemia también puede ser producida por la falta de vitamina B12 y de ácido fólico, que se encuentran en las carnes rojas, el pescado y el huevo.

En las embarazadas, la anemia trae aparejado retardo intrauterino en el crecimiento del niño, con el consecuente bajo peso al nacer y los índices de mortalidad en bebés con bajo peso es de dos a tres veces superior a los que nacen con 3 kilogramos.

Un proyecto de ley aprobado hace más de dos meses por los senadores y que aguarda su tratamiento en Diputados, prevé adicionar hierro y ácido fólico, entre otros nutrientes, a la harina de trigo destinada al consumo y que se comercializa en el mercado nacional.

Este proyecto prevé adicionar los nutrientes en la harina debido a que el país «es un gran consumidor diario de pan, sobre todo en los niveles económicos más bajos, que son los más afectados por la ausencia de estos elementos», se destaca en los fundamentos del proyecto aprobado en Senadores.

Uno de las claves para proveer de hierro a los niños es el amamantamiento, pero el mismo «es alterado por el agregado precoz de alimentos complementarios con baja densidad en hierro y que compite con la leche materna», indicó un documento de UNICEF.

El hierro es fundamental para facilitar el transporte de oxígeno al cerebro, el corazón, los músculos y otros órganos vitales y también forma parte de las enzimas que activan los neutrotransmisores cerebrales.

Existe un depósito de hierro en el hígado, el bazo y en otros tejidos para disponer de él en situaciones de elevada demanda como los embarazos, el período de rápido crecimiento, existencia de hemorragias o cuando la ingesta de alimentos es baja.

El aceite de pescado baja el riesgo de muerte cardíaca

En pacientes con infarto de miocardio, una cápsula de aceite de pescado por día disminuye el riesgo de muerte cardíaca, según un estudio italiano divulgado en la revista «Circulation» de la Sociedad Cardíaca Americana (AHA).

Durante casi una década, 11.323 italianos con problemas cardíacos se sometieron a una investigación. La recomendación de los autores es que luego de un infarto hay que retomar el consumo regular de pescado y a eso sumarle la ingesta diaria de un gramo de ácido graso Omega-3 en cápsula.

El ácido graso Omega-3 es un tipo de aceite de pescado que se encuentra principalmente en el salmón y la caballa, y ya en estudios anteriores mostró su efecto preventivo contra enfermedades cardíacas. Por eso la AHA recomienda ingerir al menos dos veces por semana salmón, caballa o arenque. (DPA)


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