Buscan lana más fina con inseminación artificial

El proyecto que se está desarrollando en Campo Alto, paraje de Trapalco, apunta a obtener un producto de mayor calidad en menor tiempo, de acuerdo con exigencias del mercado. Para ello se importa semen congelado desde Australia.

TRAPALCO (AR).- La ciencia es el camino más corto que el veterinario Jorge Vila transita para diferenciarse de los demás productores laneros de la Línea Sur rionegrina.

Más de 100 años tuvieron que esperar generaciones y generaciones de trabajo ganadero para que de las cruzas de ovejas en la extensa tierra patagónica, se obtenga la lana más fina, para un mercado que cada vez tiene más exigencias en este sentido.

Vila no es hombre al que le moleste desacralizar la metodología con la que durante años han trabajado los crianceros de ovejas. En sólo 5 años, a través de la inseminación artificial, pretende encontrar la máxima calidad en la lana, que de otro modo le llevaría un sinnúmero de pruebas, ensayos y errores cruzando sus propios animales.

Claro que todo lo que hace tiene un costo, una combinación de esfuerzo personal y asesoramiento científico de dos técnicos de la Universidad Nacional del Comahue y de La Plata.

«Ya no me importa si recupero el total de la inversión. Lo que más placer me produce es apostar a un desarrollo que es único en la región», comenta.

A unos 180 kilómetros al sur de Roca, se encuentra Campo Alto, en el paraje de Trapalco, una extensión de 8.000 hectáreas donde el veterinario cría alrededor de 2.400 ovejas para la producción de carne y lana. Para su proyecto seleccionó las mejores 300 que tiene en su majada, teniendo en cuenta la edad, la aptitud reproductiva y el estado nutricional.

Como la idea es que todas las crías se fecunden en el mismo período para obtener un «plantel» homogéneo que nazcan bajo la ayuda de la genética, utilizó un sistema de sincronización del celo. Es decir que las crías recibieron un tratamiento hormonal que les permite ovular al mismo tiempo para luego ser inseminadas en forma artificial.

«Se dieron dos dosis en un intervalo de 13 días. La primera es para que aborten si hubo un servicio en un carnero, a esto se le llama robo por anticipado. En la segunda dosis, se alzan todas juntas en corto plazo. A esas se las fecundó con un semen congelado de muy buena finura importado de Australia».

La oveja tiene cuatro períodos de estro (celo) en el año, en distintos meses, dependiendo del clima donde se críen.

A través de un monitoreo realizado con ecografías, Rodolfo De la Sota y Eduardo Aisen que aportaron su experiencia como profesores de las universidades de La Plata y del Comahue, descubrieron que el proyecto va con viento en popa.

Determinaron que dentro de los grupos de crías experimentales hubo un 30% de preñez, ovejas inseminadas por semen congelado que nacerán dentro de 5 meses y hoy con un embrión de 35 días en cada útero. El resto de la majada de 300 crías fue fecundada de forma natural por los carneros y nacerán 17 días antes que las primeras, con el 60% de preñez de acuerdo al ciclo de celo.

Si bien, según la palabra de ingenieros consultados, el índice de preñez por inseminación es relativamente bajo, Vila espera reforzar la raza fecundada naturalmente con carneros de ancestros de alta calidad.

«Por supuesto, todo lo que haga en este campo, no me va a dar la misma finura del semen congelado de Australia, porque la mitad de la finura de la lana es del campo y la mitad es la genética».

Según Vila, para lograr rentabilidad en el mercado, aspira a tener una lana fina de aproximadamente 19 micrones, dentro de 5 años.

«Sé que para tener una lana de altísima calidad, se busca obtener un tamaño de 15 micrones, pero es casi imposible por ahora, con 19 creo que es un éxito total para esta zona», añadió el veterinario.

Las exigencias del mercado actual

No son pocas las exigencias que en la actualidad pone el mercado a los productores laneros de la región.

«La lana se cotiza por la finura. Normalmente cuando no hay selección genética, en los campos buenos que tienen mucha pastura la lana de la oveja tiende a engrosar considerablemente. Va en sentido inverso de lo que puede ser lógico, cuanto más malo es el campo en cuanto a pastos, más fina saldrá la producción de lana. Pero otra cosa es una finura de carencia, que parece que los pelos se quiebran, y otra es la finura genética. Es este el tipo de clasificación que se tendría que buscar en la Línea Sur para no desperdiciar el mercado en estas extensiones de tierra», señaló Jorge Vila.

En este sentido rescata tres requisitos que tiene que cumplir la lana en el momento de la esquila.

1- Rinde al lavado: es la cantidad de lana que se aprovecha después que pasa por el proceso de limpieza. Cuando se da entre un 60 y 70 por ciento, el rinde es satisfactorio. Si el resultado es menos del 40 por ciento es una «lana sucia».

2- Rinde al peine: en la esquila de la oveja es necesario juzgar la cantidad de vello que queda adherido al peine. Mientras más limpio queda el peine, aumenta la calidad de la lana.

3- Espesor: Se evalúa la finura del pelo, que puede ir desde los 23 micrones hasta los 13, en un proceso de baja a alta calidad. (AR)


TRAPALCO (AR).- La ciencia es el camino más corto que el veterinario Jorge Vila transita para diferenciarse de los demás productores laneros de la Línea Sur rionegrina.

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