Bush ensaya el «amor severo» 05-11-03

Por Andrés Oppenheimer

Especial para «Río Negro»

El mensaje llevado por los principales encargados de Asuntos Latinoamericanos del gobierno de Estados Unidos a la Conferencia de las Américas organizada por «The Miami Herald» la semana pasada fue bastante crudo: los problemas de América Latina son políticos, no económicos, y habrá poco que Washington pueda ayudar si los países de la región no se ayudan a sí mismos.

¿Tiró la toalla el gobierno de Estados Unidos? ¿Renunció Washington a una política más proactiva en América Latina ante el creciente sentimiento anti-Bush en la región?

Por lo que escuché en la conferencia, el gobierno de Bush parece estar encaminándose a una estrategia de «amor severo'', como la que algunos psicólogos les aconsejan a los padres de jóvenes rebeldes para que dejen de mantenerlos económicamente y sus hijos aprendan a hacerse responsables de sus propias vidas.

«Las raíces de los problemas en las Américas son políticas e institucionales, más que económicas -dijo Roger F. Noriega, el encargado de asuntos hemisféricos del Departamento de Estado-, y no podemos resolverlos desde Washington. Las decisiones duras y necesarias deben ser hechas por los líderes de la región».

Estados Unidos seguirá ayudando a la región a través del planeado Acuerdo de Libre Comercio Hemisférico y la contribución externa que pueda dar, pero nada de eso funcionará si los países no hacen más para hacer valer sus leyes, eliminar la corrupción, cambiar normas arbitrarias que ahogan el progreso y rebatir medias verdades anti-capitalistas que no hacen más que fomentar el atraso, dijo Noriega.

En un adelanto de la agenda que Bush llevará a la Cumbre de las Américas, de 34 líderes del hemisferio a realizarse en México el 12 de enero, Noriega sugirió algunos de los pasos concretos que los países de la región podrían dar para reducir la pobreza.

-Fortalecer los derechos de propiedad. Así como los inversionistas prefieren poner su dinero en otras partes del mundo por miedo a la inseguridad jurídica de América Latina, millones de pobres en la región no pueden sacar un préstamo bancario para comprar herramientas y abrir un pequeño taller por no tener títulos de propiedad valederos. El uso de la propiedad privada como garantía para obtener créditos es el motor de la economía de mercado.

-Aumentar el acceso al crédito. El crédito al sector privado en América Latina representa el 24% del Producto Bruto de la región, menos de la mitad del promedio en otros mercados emergentes del mundo.

-Eliminar la tramitología. En muchos países latinoamericanos se requieren casi 20 trámites burocráticos para abrir un pequeño negocio, mientras que en Estados Unidos se requieren sólo cuatro trámites y en Australia, dos. Cuantos más trámites burocráticos existen, mayor es la corrupción y más se ahoga el crecimiento de la economía.

«Hay demasiado falso nacionalismo, y no suficiente compromiso real con el progreso nacional'', dijo Otto J. Reich, el enviado especial de la Casa Blanca para Iniciativas Hemisféricas. «Se les debe permitir a las fuerzas creativas de toda la población que salgan a florecer. Los indígenas y otras poblaciones marginadas deben ser incorporadas al quehacer nacional, y no sólo cuando bloquean caminos».

¿Será recibido con aplausos el mensaje de Bush en la región? Lo dudo mucho. La doctrina de guerras preventivas de Bush y la percepción generalizada en América Latina de que su gobierno practica una diplomacia de cowboys generan serias sospechas en la región sobre cualquier cosa que el presidente estadounidense diga o haga.

¿Mi conclusión? Noriega y Reich tienen razón en que la mayoría de los problemas de América Latina viene de adentro y no se puede achacar a políticas de apertura económica, que están funcionando bien en países tan disímiles como Chile, Irlanda y China.

Sin embargo, las soluciones que ofrecieron en la conferencia de «The Miami Herald» son a largo plazo, mientras el peligro de un estallido social en la región está a la vuelta de la esquina.

El amor severo por sí solo no va a ayudar mucho. Entre otras cosas, el gobierno de Bush debería reducir sus escandalosos subsidios agrícolas, que están perjudicando las exportaciones de América Latina, y destinar una mayor tajada de los $ 5.000 millones de la nueva ayuda externa de la Cuenta del Milenio para América Latina, que bajo los planes actuales recibirá una muy pequeña parte del paquete.

Lo que es más importante, Bush debería repensar si es en el interés de Estados Unidos privilegiar las masivas importaciones de China, en lugar de abrir sus mercados agropecuarios a productos latinoamericanos como una manera de reducir la migración, el tráfico de drogas y las potenciales amenazas de seguridad en su propio vecindario.

Quizás, el problema del gobierno de Bush, como el de América Latina, sea principalmente político. Todavía tiene que decir a qué parte del mundo le conviene privilegiar a Estados Unidos en aras de su propio beneficio a largo plazo.


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