Bush tendrá como prioridades a la educación y la baja impositiva

Subsidiarán a familias de estudiantes en escuelas privadas y religiosas. Asegura que el recorte de impuestos a las empresas alentará la economía.

Washington .- El presidente de EEUU, George W. Bush, hizo ayer un claro gesto de distinción frente a sus antecesores demócratas y ya mostró el tinte conservador que tendrá su gestión.

En su primer día al frente de la Casa Blanca, declaró ayer el “día nacional de la oración y la gratitud”, y comenzó a trabajar sobre una agenda política con las reformas educativas y el recorte fiscal prometido como prioridad.

Bush, rodeado de sus familiares, asistió por la mañana a un oficio religioso en la catedral de Washington, que amaneció bajo una capa de nieve. Junto al presidente de EEUU, estuvieron su esposa Laura y sus hijas gemelas, Jenna y Barbara, al igual que sus padres, el ex presidente George Bush y su esposa Barbara, y el vicepresidente Richard Cheney, y la suya, Lynne Cheney. George W. Bush, de 54 años, empezó así ayer, una jornada con un tiempo muy frío, pero soleado, y que sin duda el nuevo presidente hubiera preferido al del día de su investidura, con cielo cubierto y lluvia intensa.

Críticas demócratas

Para su primera semana al frente del Gobierno de EEUU, Bush prepara sus propuestas sobre la reforma de la educación, a la que se oponen los demócratas porque consideran que va en detrimento de la enseñanza pública al pretender introducir un sistema de becas con que subvencionar a las familias que llevan sus hijos a colegios privados o religiosos.

A Bush, que ante los estadounidenses se presentó electoralmente como un hombre que quiere cambiar el tono de Washington y trabajar desde el bipartidismo para superar las divisiones del país, se le exige ya que gobierne desde posiciones más centristas.

Uno de sus rivales electorales, el senador por Connecticut y ex candidato demócrata a la vicepresidencia, John Lieberman, así se lo aconsejó ayer durante su intervención en uno de los programas matinales de debates televisivos.

Lieberman advirtió a Bush que si su agenda conservadora se inclina más hacia la derecha republicana que hacia el centro, “tendrá problemas”, no sólo con la oposición demócrata, sino también con los republicanos moderados.

Entre las recomendaciones del senador figura un recorte a la propuesta de reducir los impuestos en 1,3 billones de dólares que los demócratas consideran exagerada.

Bush, que hizo del recorte fiscal uno de sus caballos de batalla electoral, cree que reduciendo la carga impositiva sobre los estadounidenses, impulsará la economía que tras 8 años de crecimiento ininterrumpido con el Gobierno de Bill Clinton, empieza a dar signos de desaceleración. Sin embargo, algunos republicanos como el secretario del Tesoro, Paul O’Neill, han sugerido que quizás el recorte fiscal no sea un impulsor de la economía.

Aunque algunas partes del discurso de investidura de Bush estaban dirigidas directamente a los demócratas y los estadounidenses que cuestionan la legitimidad de su presidencia al pedirles trabajar con disciplina por la unión, algunos analistas señalan que el presidente de EEUU ha empezado a gobernar con medidas que son lo contrario de lo que predica.

Entre sus primeras decisiones de gobierno ha estado la suspensión temporal de la entrada en vigor de algunas de las decisiones de último minuto adoptadas por su predecesor y congelar las contrataciones de funcionarios hasta que los nuevos titulares de los departamentos tomen posesión y conozcan sus ministerios.

También le han señalado que es poco “unificador” su discurso de unidad y cooperación con la oposición y mantener la candidatura de John Ashcroft como Fiscal General (ministro de Justicia), uno de los republicanos más a la derecha de ese partido conservador y cuya confirmación está siendo examinada minuciosamente por los senadores demócratas.

Bush ha entrado así de pleno en las tareas de gobierno y aunque por primera vez en medio siglo los republicanos controlan la Casa Blanca y el Congreso, su escasa mayoría y la división causada por el proceso electoral han eliminado el tradicional período de confianza que sigue a la investidura de un presidente.

Wall Street espera más ‘tolerancia’ a sus planteos

Los hombres de negocios de Wall Street tradicionalmente se han sentido seguros cada vez que la Casa Blanca ha sido ocupada por un republicano, pero aún no comienzan a celebrarlo porque el nuevo gobierno, aunque puede prolongar la bonanza económica, se enfrenta a una serie de grandes desafíos.

Entre los puntos que se destacan en Wall Street se cuenta el hecho de que el Gobierno de George W. Bush promete ser uno de los más cercanos al mundo de los negocios, incluso el más favorable para las grandes empresas en 50 años.

Durante el mandato del demócrata Bill Clinton se produjeron verdaderas “hazañas” económicas: un alza del 225% del Dow Jones y del 300% del Nasdaq, un alza impresionante de los bonos, el dólar, la reducción del desempleo.

Pero así como las cifras dejaron a los inversores con grandes sonrisas, la actitud del gobierno demócrata hacia algunos sectores particulares de empresas no fue recibido de forma tan favorable. El caso más emblemático fue la batalla legal que libró la administración de Clinton en contra del gigante de los programas de computación, es decir Microsoft.

Esta batalla legal hirió con fuerza la cotización de las acciones de Microsoft a principios del año 2000, baja que estuvo en los orígenes del verdadero “terremoto” que sufrieron las acciones de las empresas tecnológicas.

Asimismo, la política demócrata con respecto a las grandes empresas petroleras y su inclinación a reducir los precios de las medicinas fueron obstáculos para las empresas de estos sectores.

En el mundo de los negocios, se espera que el mandato de Bush sea entonces más “tolerante” con los intereses de las grandes compañías, que ponga menos celo en la regulación de los mercados, fusiones y estrategias de negocios.(Télam/Reuters)

Menem espera beneficios para el país

WASHINGTON (Reuters) – El flamante presidente de Estados Unidos, George W. Bush, dará un nuevo impulso al comercio libre con América Latina iniciado por su padre, dijo el ex presidente argentino Carlos Menem.

Menem, el único político latinoamericano que asistió a la asunción presidencial de Bush el sábado, acompañado de su novia chilena Cecilia Bolocco, dijo que el comercio libre generará las inversiones que Argentina necesita para crecer.

“Bush hijo va a ser muy positivo para la integración con América Latina. Su padre fue el impulsor de la integración continental”, dijo el ex mandatario en una de las fiestas inaugurales.

Menem dijo que Bush seguramente le dará nuevo ímpetu a las negociaciones del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) para comenzar a eliminar las barreras comerciales desde Alaska hasta Tierra del Fuego a partir del 2005.

“Para Argentina, la presidencia de Bush hijo es una gran oportunidad para seguir creciendo”, afirmó Menem. “En mi gestión llegaron grandes inversiones de Estados Unidos y el presidente Bush va a incentivar lo mismo”, agregó.

Menem, de 70 años, dijo en Washington que se casará con Bolocco, ex reina de belleza chilena de 35 años, a mediados de año en Anillaco.

Análisis: El peligro de una recesión desvela al nuevo gobierno

Al irse disipando las celebraciones por la toma de posesión, la rápida desaceleración de la economía estadounidense podría terminar abruptamente la fiesta del presidente George W. Bush tan pronto como comience a trabajar en su Oficina Oval de la Casa Blanca.

Los analistas sostienen que la economía, en su décimo año de expansión, está perdiendo impulso tan rápido, que bien podría Estados Unidos entrar a una recesión. En el mejor escenario, el país sentirá los dolores de un lento crecimiento.

“Eso es lo más aproximado, pero creo que lo que sí sabemos es que la economía se desacelera bastante, de manera que después de los buenos tiempos que hemos tenido, esto se sentirá como una recesión, sea o no cierto”, dijo el ex jefe de la Reserva , Lyle Gramley.

Las bajas ventas minoristas, el duro invierno, una debilitada confianza del consumidor y los crecientes precios de la energía que han afectado seriamente la manufacturación de productos. han ayudado a crear una desaceleración que se registra a un ritmo más rápido de lo que la mayoría de los economistas desearía ver.

El viernes, la evidencia de que el sentir del consumidor estadounidense comienza a agriarse se manifestó en el índice del comportamiento del consumidor en enero. La caída del índice en dos meses fue la tercera mayor de que se tenga registro.

“Creo que el aterrizaje suave se salió de la pista”, dijo Fred Breimyer, jefe economista con State Street Bank and Trust en Boston. “Desde mi punto de vista, apunto hacia una recesión y lo más preocupante fue que su entrada fue muy repentina”.

La industria manufacturera, fuertemente golpeada por los altos precios de la energía, atraviesa una caída desde hace meses. “El sector manufacturero está en recesión”, dijo Pierre Ellis, veterano economista con Decision Economics Inc., en Nueva York.

La firma Morgan Stanley Dean Witter pronosticó anteriormente este mes que la economía entrará a una recesión —comúnmente definida tras la contracción de dos o más trimestres— en la primera mitad de 2001.

Para otros, la caída, aunque a un ritmo más abrupto de lo anticipado, no es una sorpresa. “Estamos experimentando una desaceleración que fue intencional”, dijo Diane Swonk, del Bank One Corp en Chicago. “Se ha exacerbado con todo, desde los mayores precios en las cuentas por el combustible de calefacción hasta algunas importantes distorsiones por el clima invernal”, agregó.

Pero Swonk afirma que no piensa que la economía se hunda en la recesión. “Aquellos que apuestan a la recesión, están apostando pesadamente en problemas de liquidez y a eso la Fed ya le salió al cruce”. (Reuters)


Washington .- El presidente de EEUU, George W. Bush, hizo ayer un claro gesto de distinción frente a sus antecesores demócratas y ya mostró el tinte conservador que tendrá su gestión.

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