Bush vuelve a mover las piezas: se fue su vocero

Scott McClellan renunció . El polémico asesor Karl Rove cambia de cargo.

WASHINGTON.- El portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, renunció ayer a su cargo, según anunció él mismo en Washington, mientras que el principal asesor político del presidente George W. Bush, Karl Rove, asumirá nuevas tareas.

La partida de McClellan se produce en momentos en que el presidente estadounidense renueva su equipo para intentar recuperar una popularidad en caída libre

Rove, uno de los hombres más cercanos al mandatario norteamericano, es considerado el artífice de las campañas que llevaron a la victoria a Bush en Texas y en las elecciones presidenciales.

Ya no será vicejefe de gabinete, sino que en el futuro se ocupará ante todo de las «cuestiones estratégicas» del Partido Republicano y de la próxima campaña electoral en vista de las elecciones parlamentarias de noviembre.

Rove, que ha sido interrogado varias veces en conexión con el escándalo por la filtración de la identidad de una agente encubierta de la CIA cuyo marido había criticado la política de Bush, será sustituido por Joel Kaplan, actualmente ayudante del director de Presupuesto de la Casa Blanca.

Bush calificó a Kaplan como un «hombre muy capaz y experimentado (…), que goza de gran respeto en el gabinete y en la Casa Blanca».

El motivo de la reestructuración es la caída de la popularidad de Bush y dificultades de política interna. Temas como la forma de abordar la inmigración ilegal, las sucesivas malas noticias desde Irak o el déficit estatal dividen profundamente al Partido Republicano de Bush cuando faltan sólo seis meses para las elecciones al Congreso.

Solo el 35% de los estadounidenses aprueba la gestión de Bush, 8% menos que en enero, y 65% estima que su país va en la dirección equivocada, según un sondeo publicado ayer en el Wall Street Journal.

Por su parte, McClellan justificó su renuncia con la reestructuración de la Casa Blanca, que, según dijo, se encuentra «un un período de transición». «Los cambios pueden ser útiles», afirmó.

El presidente, que estuvo presente en el anuncio de su hasta ahora portavoz, elogió la «clase y la integridad con las que McClellan cumplió su tarea». También indicó que el vocero se marcha por deseo propio.

McClellan representa «lo mejor de su familia, de nuestro estado (Texas) y de nuestro país», señaló el mandatario. «Uno de estos días, él y yo nos meceremos en unas sillas en Texas, hablando de los buenos viejos tiempos cuando era secretario de Prensa», añadió.

El funcionario, de 38 años y que procede de una familia de políticos texanos, ocupaba el cargo desde junio de 2003 en un período difícil, con los reporteros cada vez más críticos con respecto a Bush y sus políticas. McClellan también formó parte del equipo de Bush desde la campaña de 2000.

El martes Bush designó al representante comercial de su gobierno, Rob Portman, al frente de su Oficina de Administración y Presupuesto. Los cambios se suman a la sustitución en marzo del hasta entonces jefe de gabinete, Andy Card, a quien sucedió Joshua Bolten. Ese mismo mes, la secretaria del Interior, Gale Norton, presentó su renuncia. Será reemplazada por el gobernador de Idaho, Dirk Kempthorne. (DPA/AFP)

Con la mira en las elecciones

Los analistas aseguran que los recientes cambios anunciados por Bush se encuadran en una profunda reestructuración del equipo presidencial, en momentos en que Bush atraviesa los niveles más bajos de popularidad de gobierno alguno de los EE.UU.

El proceso comenzó el pasado fin de semana con la llegada de Josh Bolten, el nuevo jefe de gabinete de la Casa Blanca.

Con el nombramiento de Kaplan, Rove deja la supervisión del desarrollo de políticas, una función que le fue otorgada en 2004 después de que, como jefe de la campaña, lograra la reelección de Bush.

Sin embargo, aunque pierda influencia dentro de la Casa Blanca, no es claro que Rove esté cayendo en el favor presidencial, pues se le están quitando responsabilidades para que se concentre en la campaña republicana para las elecciones parlamentarias de noviembre, una labor delicada.

Pero además de cambiar el equilibrio de poder dentro del equipo presidencial y ponerle una cara nueva al público, el ejecutivo parece querer relanzar sus relaciones con el Congreso, que también atraviesan un mal momento.

 

Republicanos rebeldes

En el último año, los parlamentarios republicanos se han desmarcado de la Casa Blanca en varios temas promovidos por el presidente, como la reforma de la seguridad social o el sistema público de distribución de medicinas.

Incluso han dificultado la aprobación del Tratado de Libre Comercio con Centroamérica, y la reforma de la ley de inmigración, cuyo programa de visas para trabajadores temporales es una idea impulsada por la Casa Blanca.

Esa sería la intención del nombramiento del un ex congresista como jefe de presupuesto, algo que fue bien recibido por los republicanos en el Capitolio.

El martes, Bush anunció que el cargo lo desempeñará Robert Portman, quien era jefe de la Oficina Comercial de EE.UU.


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